El presidente surcoreano Yoon Suk Yeol, actualmente suspendido de sus funciones, se negó nuevamente este viernes a declarar ante los investigadores que lo arrestaron por presunta insurrección.
La detención, ocurrida el miércoles, está relacionada con la imposición de una ley marcial que se derogó horas después, un evento que desató una crisis política sin precedentes en el país.
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ORDEN DE ARRESTO EXPIRA ESTE VIERNES
La orden judicial que permitió su captura expira hoy, pero la Oficina de Investigación de la Corrupción evalúa solicitar una extensión de hasta 20 días para formalizar los cargos. Según su defensa, Yoon ya expresó su posición y no ve motivos para colaborar con nuevas interrogaciones.
El dirigente conservador fue arrestado tras semanas de resistencia en su residencia, donde estuvo protegido por la guardia presidencial y cientos de simpatizantes. El operativo para su detención movilizó a cientos de agentes y culminó sin enfrentamientos violentos.
PRIMER PRESIDENTE ARRESTADO
Yoon es el primer presidente surcoreano arrestado mientras ocupa el cargo, y enfrenta un proceso en el Tribunal Constitucional, que decidirá si ratifica la moción de destitución aprobada por la Asamblea Nacional.
Su breve decreto de ley marcial, alegando riesgos de insurrección, se señaló como un abuso de poder que agravó la polarización política en Corea del Sur.
Mientras tanto, el caso sigue bajo escrutinio nacional e internacional, marcando un punto crítico en la estabilidad democrática del país. Las próximas decisiones legales definirán no solo el futuro de Yoon, sino también la dirección política de Corea del Sur en un momento de alta tensión institucional.