Desde que, en marzo, se conociera el diagnóstico de la princesa de Gales, quien padece un cáncer por el que está siendo tratada con quimioterapia, Kate Middleton apenas ha acudido a eventos públicos. Hace un mes hizo su primera aparición con motivo del Trooping The Colour, un desfile militar que tiene lugar en Londres para celebrar el cumpleaños del soberano y, desde entonces, no habíamos vuelto a verla en sociedad. «Hay días buenos y días menos buenos», explicaba en su última aparición pública.
La expectación era máxima. Kate Middleton lleva años acudiendo al Grand Slam británico demostrando su pasión por el tenis y su fidelidad al cargo de patrona del All England Lawn Tennis & Croquet Club (AELTC). «Esperamos que la princesa de Gales pueda entregar los trofeos en su calidad de patrona del All England Lawn Tennis & Croquet Club (AELTC)», confió Debbie Evans, presidenta del All England Club, al diario Telegraph. «Pero en cualquier caso su salud y recuperación siguen siendo la prioridad. Trabajaremos con usted y le daremos la mayor flexibilidad posible».
De la mano de su hija Charlotte, Kate Middleton llegó a Wimbledon con un vestido midi morado de manga corta con el que estaba resplandeciente. Sonriente y con muy buen aspecto, la princesa de Gales no se ha querido perder la cita en la pista central de Wimbledon donde se jugaban el título Carlos Alcaraz y Novak Djokovic.
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Para la ocasión, la princesa de Gales se ha decantado por un vestido de color morado, un tono que no tiene nada que ver con el habitual verde al que suele acudir para esta cita deportiva. De mangas abullonadas y falda de corte A, lo más destacado del vestido es el diseño drapeado y cruzado sobre el pecho presidido por un pequeño lazo a la izquierda.
Paseando por las los pasillos de Centre Court, siempre junto a su hija Charlotte, Kate Middleton no ha rechazado subirse a los tacones. Para la final de Wimbledon, la princesa de Gales ha elegido unos salones destalonados en color café de tacón sensato que combinaban a la perfección con su bolso de mano. Como complemento de joyas, un brazalete dorado en su antebrazo derecho en conjunto con sus pendientes.
