Opinión

La «Vuelta a Chile» de adultos mayores Por Tebni Pino

Tebni Pino Saavedra, Periodista

Corresponsal internacional, Post grado en Ciencias Sociales y dirigente del Regional Valparaíso del Colegio de Periodistas de Chule.

Rumbo al norte, y tal como había ocurrido en la carrera al sur, la caravana paraba en ciudades donde los esperaba la algarabía de sus pobladores pues sabían que no se trataba de ganarle a nadie.

Caminando, el viejito (73 años, 1 menos que yo hoy) parecía no alcanzar a dar el próximo paso.

Sin embargo, montado en su bicicleta aceptó el desafío y junto a una veintena de su generación se embarcó quizás, en la más histórica “Vuelta a Chile” de la que hubiera participado.

Ganar no era la meta

Corría la primavera del 2003 y el trayecto era diferente al de los ciclistas profesionales.

Comenzaba en Rancagua, llegaba a Puerto Montt y retornaba a Talca porque, qué duda cabe, en décadas pasadas decir Talca era decir ciclismo y la mayoría de los competidores era oriundo de la capital del Maule.

Rumbo al norte, y tal como había ocurrido en la carrera al sur, la caravana paraba en ciudades donde los esperaba la algarabía de sus pobladores pues sabían que no se trataba de ganarle a nadie.

Perdón. Si.

Había que ganarle a los años pues el menor de los competidores tenía juveniles 64 años.

Se podía. Y se pudo.

Y cumplieron sin una sola herida, sin un solo sinsabor, con la alegría de haber recorrido casi 1.500 kilómetros cuando para muchos jóvenes 100 kilómetros son una eternidad.

El médico que acompañaba al grupo lo hizo también montado en su bicicleta porque quería sentir, como todos, el cansancio, la respiración agitada, la sonrisa al cruzar la meta.

Él, también un adulto mayor cargaba con el peso de una operación de próstata todavía reciente pero que no lo desalentó cuando le solicitaron su colaboración.

Se lo perdieron

Esto que cuento podría haber sido escrito (sin duda mejor contado que este relato) por algún medio de comunicación cuando en mi calidad de editor de comunicaciones del entonces INP formulamos la invitación para que un periodista y un fotógrafo nos acompañara en lo que llamamos “La vuelta a Chile de adultos mayores” con todos los gastos cubiertos por la institución donde trabajaba.

Pero ni siquiera nos respondieron diciendo no. Y se lo perdieron.

Se perdieron la dulce melodía que producen 40 o más ruedas sobre el asfalto o la sonrisa anciana de los ciclistas cada vez que veían a este reportero y fotógrafo tirado en el suelo para rescatar en imágenes lo que sin duda fue una hazaña… jamás contada.

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