La propuesta inicial de la Ley Jacinta buscaba imponer requisitos más estrictos a los adultos mayores que desearan solicitar o renovar su licencia de conducir. Sin embargo, los legisladores decidieron dar marcha atrás en dicha iniciativa, la cual estaba programada para ser sometida a votación en la Comisión de Obras Públicas de la Cámara de Diputadas y Diputados.
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En su versión original, la medida proponía que únicamente las personas mayores de 65 años se sometieran a una evaluación médica al solicitar o renovar su licencia de conducir. Este planteamiento generó preocupaciones por parte de expertos, quienes advirtieron sobre posibles casos de discriminación y la afectación de los derechos de esta población.
Ley Jacinta
Finalmente, se llegó a un acuerdo para modificar la normativa, estableciendo que todas las personas que soliciten una licencia o su renovación deban presentar un certificado médico general que confirme la ausencia de enfermedades que limiten sus habilidades físicas o motoras.
En caso de que el solicitante tenga alguna enfermedad especificada en el reglamento para la concesión de licencias de conducir, el médico deberá indicar que el individuo está bajo tratamiento médico y evaluar su aptitud para conducir un vehículo. Este enfoque se propone como una adición al artículo primero de la Ley de Tránsito.
Adicionalmente, en el artículo segundo se establece que, en situaciones calificadas y siempre y cuando la deficiencia no sea grave, se podría conceder una licencia de conductor no profesional con restricciones.
