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Caso Ronald Ojeda: Las nuevas huellas del crimen

Gabriela Gómez

secuestro de Ronald Ojeda
De acuerdo con la investigación, serían al menos siete los delincuentes involucrados en el crimen, que realizaron labores de cobertura, secuestro, vigilancia, traslados, encubrimiento y homicidio, entre otros.

El puzzle del secuestro y muerte del exmilitar venezolano Ronald Ojeda de a poco se va armando. Nuevos antecedentes dan cuenta de una serie de pistas con las que están trabajando los investigadores.

Hasta ahora hay solo un formalizado, Ángel C., joven en situación irregular en el país, presumiblemente de 17 años (no tiene Rut, solo el DNI de Venezuela), y dos ordenes de detención pendientes para compatriotas suyos, ligados al Tren de Aragua.

El cadáver del exteniente coronel fue encontrado el pasado viernes en un campamento en Maipú tras ser raptado desde su departamento de la comuna de Independencia el 21 de febrero pasado por un grupo de sujetos disfrazados de funcionarios de la PDI.

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De acuerdo con la investigación, serían al menos siete los delincuentes involucrados en el crimen, que realizaron labores de cobertura, secuestro, vigilancia, traslados, encubrimiento y homicidio, entre otros.

TODO POR ACUMULAR PUNTOS EN LA CUENTA RUT

La detención de Ángel C. se produjo gracias a un error de otro de los raptores.

Así al menos lo informó La Segunda, cuyo relato asegura que él viajó de copiloto en uno de los autos utilizados en el secuestro (patente RZDD-43). El martes 20 de febrero, en la esquina de Pedro Lagos con Zenteno, lo recogió un individuo.

Juntos realizaron labores de vigilancia en el edificio donde vivía Ojeda. Llegaron antes del rapto y se fueron varias horas después.

Ahí vino un error: cargaron bencina en un servicentro Copec, donde el piloto pagó con tarjeta y, para acumular puntos promocionales, entregó su número de Rut. Su imagen quedó registrada. Se trataba de un integrante del Tren de Aragua.

De ahí habrían seguido la misma ruta de los secuestradores a una población en San Bernardo. Según la narración, ahí los hombres disfrazados de PDI debieron bajar cubiertos por mantas para evitar que por sus vestimentas fueran atacados por los pobladores.

Esa casa de seguridad aún no ha sido identificada.

Una versión sostiene que quienes les entregaron las mantas eran chilenos, que se podrían sumar a quien actuó con acento chileno en la conserjería del edificio donde vivía Ronald Ojeda y que se quedó abajo mientras una célula de tres subía para secuestrarlo.

Nada de eso estaría comprobado aún.

TRASBORDO EN PUNTO CIEGO

A Ojeda se lo llevaron en un vehículo con la placa patente clonada hasta un sitio de la Costanera Norte que es un punto ciego y que no tiene cámaras, donde se hizo un trasbordo.

Y ahí hay otro error de los captores: los dos teléfonos de Ronald Ojeda mantuvieron los GPS prendidos y, al ser incautados por la PDI, se pudo reconstituir parte de la operación mediante la triangulación de las antenas de telefonía.

A través de las cámaras de seguridad del ascensor de su edificio se pudo ver que uno de los secuestradores recibe los aparatos antes de que se abrieran las puertas.

De acuerdo con los investigadores, los dos celulares de fueron destruidos por uno de los criminales que, muy cuidadoso, usaba guantes. Sin embargo, lo entregó a otro de los captores, cuyos guantes eran sin dedos. De ahí la policía logró levantar una huella digital.

Los aparatos fueron dejados en el auto Nissan que los delincuentes abandonaron en Renca.

Con eso se habría identificado a Walter Rodríguez Pérez, quien se encuentra prófugo y es investigado además por otras tres causas por secuestro y robo con intimidación.

EL TERCER SOSPECHOSO

A partir de ahí se logró dar con una tercera identidad: Maikel Villegas Rodríguez, quien formaba parte de una de las células del Tren de Aragua y le habría ofrecido el “trabajo” a Ángel C, publicó La Tercera.

Así se llegó a un teléfono de Villegas y la Fiscalía obtuvo una orden para interceptar sus comunicaciones y cercaron su posición aun más. Pero, era tarde.

Su rastro se pierde en Arica el 24 de febrero, cinco días antes de que se encontrara el cuerpo de Ojeda.

TESTIGO RESERVADO

En paralelo a estos movimientos, gracias al llamado de un testigo reservado a la Brigada de Crimen Organizado (Brico) de la PDI dio con los restos de la víctima.

En resumen, el sábado 25 de febrero -cuatro días después del secuestro- un habitante de la toma Vicente Reyes de Maipú lo alertó de movimientos extraños, donde “personas habían realizado una excavación y que posteriormente habían puesto cemento para luego huir del lugar”.

Uno de los sospechosos, incluso, les reconoció a quienes lo vieron: “Estamos metidos en algo grave”.

Luego de recorrer el lugar los policías dieron con el sitio que correspondía a lo narrado por el testigo: un radier de cemento y, abajo, a 1.40 metros, una maleta con Ojeda muerto en su interior, sin lesiones, salvo las provocadas al momento de introducirlo ya fallecido a la maleta.

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