Nacional y economía

Amparo y Justicia: en 2024, un niño, niña o adolescente fue asesinado cada cinco días

Javiera Sanzana

Periodista

amparo
Foto: AgenciaUno
El informe también detalla la distribución por edad de las víctimas: un 64,1% de los homicidios corresponde a adolescentes entre 14 y 17 años, mientras que el 35,9% restante eran menores de entre 0 y 14 años.

En 2024, Chile registró un total de 1.207 homicidios, una cifra menor que en años anteriores, pero que revela una preocupante tendencia: 76 de las víctimas fueron niños, niñas y adolescentes (NNA).Un informe de la Fundación Amparo y Justicia revela que, en promedio, asesinaron a un menor de edad cada cinco días durante ese año.

Los datos utilizados por la fundación provienen de la Subsecretaría de Prevención del Delito, y evidencian no sólo la gravedad de los casos que involucran a NNA, sino que también marcan un récord en cuanto al número de menores fallecidos en contextos violentos.

Además, la organización expone que, entre 2018 y 2024, 359 niños fueron asesinados en el país. En ese mismo periodo, los homicidios de menores se duplicaron: mientras que en 2018 se reportaron 38 casos, el año pasado la cifra alcanzó los 76.

AMPARO Y JUSTICIA

Para Loreto Moore, directora ejecutiva de la Fundación Amparo y Justicia, «Es una situación crítica que la cantidad de víctimas se haya duplicado en un periodo de siete años. Desde 2019 ya se observa un aumento sostenido. Aunque la pandemia pareció frenar momentáneamente esta tendencia, a partir de 2021 el incremento se retoma con fuerza».

Asimismo, Moore subraya que «Este no es un fenómeno aislado ni estancado: entre 2023 y 2024, las víctimas aumentaron de 66 a 76. Esto significa que cada cinco días un niño fue asesinado en nuestro país. Esto demuestra que la violencia contra los NNA sigue creciendo y exige una respuesta urgente y coordinada del Estado y la sociedad».

El informe también detalla la distribución por edad de las víctimas: un 64,1% de los homicidios corresponde a adolescentes entre 14 y 17 años, mientras que el 35,9% restante eran menores de entre 0 y 14 años.

CRÍMENES EN ESPACIOS PÚBLICOS

El contexto en que ocurren estos homicidios también ha cambiado con el tiempo. Según los datos analizados por la fundación, en 2024 un 83,3% de los asesinatos de adolescentes entre 14 y 17 años sucedieron en la vía pública.

En 2018, esa proporción era de solo el 50%, lo que representa un alza significativa en siete años.

En contraste, las muertes ocurridas en domicilios particulares han disminuido, concentrándose principalmente en menores de entre 0 y 14 años (68%), quienes son más vulnerables a hechos de violencia dentro del hogar.

EXPOSICIÓN

Moore argumenta que «Los adolescentes, al contar con mayor autonomía, realizan más actividades fuera del hogar, lo que incrementa su exposición a riesgos en espacios públicos. Así lo ha demostrado también la evidencia internacional».

Pero además, la directora ejecutiva alerta sobre otro factor: «A esto se suma el aumento de los niveles de violencia en los barrios, lo que eleva el riesgo no solo para adolescentes, sino también para niños y niñas más pequeños. Prueba de ello es el preocupante aumento de los homicidios con armas de fuego, que se han cuadruplicado en este periodo en el caso de niños, niñas y adolescentes».

DIFERENCIAS REGIONALES

La fundación también pone énfasis en la dispar distribución regional de estos crímenes. Tres regiones del país concentran dos tercios del total de homicidios de menores ocurridos entre 2018 y 2024.

La Región Metropolitana encabeza la lista con 179 casos, es decir, la mitad del total nacional. Le siguen Biobío con 31 y Valparaíso con 29.

Respecto a estos datos, Moore señala que «Las distintas regiones del país reflejan realidades diversas».

Y explica que «En aquellas con centros urbanos más poblados como Valparaíso y Biobío se observa un patrón similar al de la Región Metropolitana: las víctimas son principalmente adolescentes, los hechos ocurren en la vía pública y median las armas de fuego».

CIUDADES

La directora también añade que «Las grandes ciudades tienden a presentar comportamientos similares a los de las capitales nacionales debido a sus formas de vida, con una mayor presencia de contextos violentos, tráfico de drogas y otros fenómenos criminales».

Para cerrar, Moore advierte que «Todavía falta una comprensión sistémica del problema por parte de todos los organismos del Estado, así como una actuación coherente basada en dicha comprensión. Por ejemplo, el sistema educativo y el sistema de salud pueden desempeñar un rol clave en la detección temprana de vulneraciones y en la promoción del buen trato hacia la infancia y la adolescencia. Si bien este enfoque está presente en el discurso institucional, aún falta que se traduzca de manera efectiva en la práctica».

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