El gobierno de Gabriel Boric dio por finalizado el programa Estadio Seguro, una política pública que estuvo vigente por casi 14 años con el objetivo de controlar la violencia en los estadios y resguardar el desarrollo normal de los eventos deportivos.
La periodista Pamela Venegas fue la última encargada del plan. Renunció a su cargo la semana pasada, luego de los graves incidentes ocurridos en el estadio Monumental durante el partido entre Colo Colo y Fortaleza de Brasil por la Copa Libertadores, el jueves 10 de abril.
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Ese día, una joven de 18 años y un niño de 12 murieron aplastados por una reja, luego de que un carro policial la sobrepasara en medio de los disturbios que provocaron hinchas al intentar ingresar sin entrada al recinto. El partido continuó a pesar de la tragedia, pero más tarde los barristas irrumpieron en la cancha y obligaron a suspenderlo.
EL CICLO EGUIGUREN Y LA ETAPA DE BARRA
Fue el 30 de abril de 2011 cuando el fallecido expresidente Sebastián Piñera implementó Estadio Seguro, prometiendo “recuperar los estadios como lugar de sana recreación y esparcimiento para las familias y los verdaderos hinchas del fútbol”.
El primer encargado fue Matías Eguiguren, ingeniero comercial cercano a los negocios y hombre de confianza del entonces ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. Sin embargo, su gestión no logró convencer y, desde 2012 hasta el fin del primer mandato de Piñera, Cristian Barra asumió el liderazgo del plan. Barra tenía estudios universitarios en ingeniería comercial, aunque no los había completado.
Ese mismo año, fue citado a la Cámara de Diputados tras el asesinato de un hincha en las inmediaciones del estadio El Teniente de Rancagua. Posteriormente, en octubre de 2013, durante un clásico universitario jugado al mediodía en el Estadio Nacional, barristas atacaron al jugador Fernando Meneses con un rollo de papel.
Durante el verano de 2014, el entonces jefe de Estadio Seguro fue amenazado de muerte a través de redes sociales. En paralelo, las barras bravas vivían un proceso de reconfiguración interna, lo que derivó en varios enfrentamientos entre facciones rivales.
ROA
Con la llegada del segundo mandato de Michelle Bachelet, fue José Roa —exdirector del Sernac— quien tomó el control del plan durante los cuatro años de gobierno.
En ese periodo, Chile fue sede de la Copa América y del Mundial Sub-17 en 2015, por lo que se desplegó un plan de prevención especial.
El equipo de Roa decidió, como una de sus primeras medidas, impedir durante una temporada el ingreso a los estadios de 86 hinchas deportados de Brasil por incidentes durante el Mundial.
Pese a las medidas, los hechos de violencia no cesaron. En agosto de 2014, en un partido entre Barnechea y Colo Colo en el Estadio Nacional, barristas del equipo albo se enfrentaron a Carabineros utilizando fierros y butacas, incluso lanzando por las escaleras un kiosco dispuesto para la venta de alimentos.
Otro episodio crítico ocurrió el 6 de diciembre de 2016, en el Estadio Elías Figueroa de Valparaíso, cuando hinchas de Wanderers y Colo Colo protagonizaron enfrentamientos con armas blancas, palos y piedras en plena cancha. Varios consideraron aquel hecho como «El principio del fin de Estadio Seguro», aunque el plan continuó.
OTERO Y LLADSER
Durante el segundo mandato de Piñera, el periodista deportivo Andrés Otero fue designado como nuevo líder del programa. Ya había trabajado en la gestión de prensa del Ministerio del Interior durante la primera administración de ese gobierno.
Sin embargo, su paso por Estadio Seguro fue breve, ya que en diciembre de 2018 fue nombrado subsecretario del Deporte. Antes de dejar el cargo, se produjo un nuevo enfrentamiento entre barristas de Santiago Wanderers en el estadio Elías Figueroa, donde incluso se utilizaron cuchillos.
A Otero lo reemplazó el abogado Cristóbal Lladser, quien ya había participado como asesor jurídico del plan durante el primer mandato de Piñera y colaboró en la redacción del reglamento de la Ley 19.327 sobre derechos y deberes en el fútbol profesional.
Según cifras del propio plan, en 2015 se registraban 0,07 incidentes violentos graves por partido. Esa cifra aumentó a 0,15 en 2022 y alcanzó los 0,23 casos por partido hasta septiembre de 2023.
LOS AÑOS DE VENEGAS
Pamela Venegas asumió la dirección de Estadio Seguro en abril de 2022.
Uno de los primeros hechos críticos ocurrió en septiembre de ese año, durante un encuentro entre Universidad de Chile y Universidad Católica por la Copa Chile en Valparaíso. En esa ocasión, petardos lanzados al campo explotaron cerca del arquero Martín Parra, lo que llevó a suspender el encuentro.
El 30 de abril de 2023, en el estadio Ester Roa Rebolledo de Concepción, barristas interrumpieron el Clásico Universitario al minuto 31 lanzando bengalas y bombas de ruido desde distintos sectores de la tribuna preferencial.
Algunas de estas cayeron cerca del cuarto árbitro y de las bancas de suplentes.
La violencia no cesó. En febrero de 2024, las protestas de las barras contra el “Registro Nacional del Hincha” y la vandalización del memorial del Estadio Nacional, además de nuevos enfrentamientos con Carabineros, obligaron a suspender la Supercopa entre Colo Colo y Huachipato. El evento marcaba el regreso del fútbol profesional al Estadio Nacional después de 553 días de inactividad por los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos.
El fallecimiento de Martina Pérez, de 18 años, y de Mylan Liempi, de 12, en las afueras del Estadio Monumental, fue el episodio más trágico ocurrido bajo el marco del plan Estadio Seguro, que hoy ya es parte del pasado.