La migración peruana ha dejado una marca significativa en Santiago, convirtiéndose en una de las comunidades extranjeras más influyentes en la ciudad. Con la llegada de miles de peruanos en busca de mejores condiciones de vida, el concepto de “peruanización” ha cobrado relevancia en distintos sectores de la capital chilena.
La gastronomía y el comercio han sido ejes fundamentales en la integración de esta comunidad, transformando la dinámica de diversos barrios santiaguinos y consolidando espacios donde su cultura y actividad económica tienen una fuerte presencia.
Ante esto, surge la interrogante: ¿cuán profundo es el impacto de la migración peruana en la vida cotidiana de Santiago?
SERVICIO NACIONAL DE MIGRACIONES
Conforme a datos del Servicio Nacional de Migraciones y el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), más de 260.000 peruanos residen en Chile, conformando el segundo grupo migrante más numeroso después de los venezolanos.
En la Región Metropolitana, que alberga a más de la mitad de esta población, la comunidad peruana ha establecido una presencia visible y tangible en la dinámica urbana.
Así, el término «peruanización» no solo hace referencia a la influencia cultural, sino también a la participación activa de los peruanos en la vida económica y social de la ciudad.
PEQUEÑA LIMA
Uno de los puntos más representativos de este fenómeno es la denominada «Pequeña Lima», ubicada en el centro de Santiago, específicamente en las inmediaciones de la Plaza de Armas.
Hasta hace poco, este sector se identificaba como un punto neurálgico para la comunidad peruana, donde el comercio, la gastronomía y las costumbres de su país de origen se manifestaban de manera palpable.
El crecimiento del comercio peruano revitalizó la zona. «La pequeña Lima era considerada solo esta parte del costado de la catedral, llamada también calle Catedral», señaló un residente.
INFUENCIA PERUANA
Con el paso del tiempo, la influencia peruana se extendió a varias cuadras alrededor, transformándose en un punto de convergencia no solo para peruanos, sino también para migrantes venezolanos y colombianos que encontraron allí un espacio de arraigo.
La cocina peruana, reconocida a nivel mundial, ha sido un pilar fundamental de esta integración. Hasta hace poco, en los alrededores de la Plaza de Armas, era común percibir el aroma de platos como pisco sour, ceviche, ají de gallina y lomo saltado, fusionándose con el dinamismo del centro santiaguino.
Más allá del aspecto culinario, esta presencia ha favorecido el reconocimiento y valoración de la cultura peruana en Chile.
GASTRONOMÍA
En palabras de algunos santiaguinos, la gastronomía peruana se ha convertido en parte de su día a día. «Me encanta la comida peruana, ceviche, lomo salteado… es delicioso», es una frase recurrente entre quienes han incorporado estos sabores a su dieta.
La proliferación de restaurantes peruanos, muchos de ellos pequeños y de carácter familiar, ha permitido recrear en Santiago la atmósfera de los tradicionales mercados limeños.
Sin embargo, la «peruanización» no se limita a la comida, sino que también ha tenido repercusiones en el ámbito laboral y social. En los alrededores de la Plaza de Armas, la venta ambulante de productos típicos peruanos ha ido en aumento.
«La pequeña Lima era un lugar lleno de comerciantes, no solo peruanos, sino también venezolanos», comentó un residente. Este fenómeno refleja cómo el barrio se convirtió en un espacio de intercambio cultural, donde diversas nacionalidades han encontrado oportunidades económicas y comunitarias.
MIGRACIÓN
El testimonio de Juan Carlos Mendoza, un peruano que lleva más de 11 años en Chile, da cuenta del impacto positivo que la migración ha tenido en su vida. «Yo creo que si hubiese quedado en Perú quizás hubiera tenido oportunidades, pero no las mismas como las que tengo acá», afirmó en conversación con BioBioChile.
Actualmente empleado en una fábrica de caucho, destacó la equidad laboral que ha experimentado en el país. «Aquí soy tratado como un chileno más», expresó, enfatizando que Chile ha representado una oportunidad para mejorar su calidad de vida. No obstante, también señaló que el esfuerzo personal es clave para el éxito: «El que quiere surgir, surge. El que no, no».
Su testimonio pone en contraste la percepción social sobre los migrantes peruanos. Si bien la rivalidad histórica entre Chile y Perú se remonta a la Guerra del Pacífico (1879-1884), hoy muchos chilenos ven a la comunidad peruana como un aporte al desarrollo económico y social del país. Aun así, ciertos sectores más conservadores o de mayor edad mantienen prejuicios, asociando a los peruanos con empleos informales o de baja calificación.
DESAFÍOS
El fenómeno de la «peruanización» en Santiago no se limita a la gastronomía y el comercio, sino que también impacta las dinámicas laborales y sociales. Según datos del INE y la Superintendencia Nacional de Migraciones de Perú, la llegada de peruanos a Chile responde principalmente a la búsqueda de mejores condiciones económicas y mayor seguridad personal.
Si bien el idioma no es un obstáculo para su integración, los trámites migratorios y las exigencias legales pueden dificultar el acceso a empleos estables y la regularización de su situación. Además, el acceso a una vivienda digna sigue siendo un reto para muchos, lo que ha llevado a algunos a establecerse en sectores periféricos con condiciones precarias.
Este panorama evidencia tanto los beneficios como los desafíos de la migración. No obstante, la resiliencia de la comunidad peruana en Chile es innegable. A lo largo de los años, sus integrantes han logrado insertarse en diversos sectores productivos, como la construcción, los servicios domésticos y la gastronomía.
La «peruanización» de Santiago no es solo un reflejo del impacto migratorio, sino también una muestra de cómo la cultura peruana ha influido y enriquecido el paisaje urbano de la capital chilena, transformando barrios y generando nuevos espacios de intercambio cultural y económico.