A través de una carta en El Mercurio, el embajador de Francia en Chile, Cyrille Rogeau, entregó su percepción del país. «Feliz como un francés en Chile», se titula el escrito en el diario.
En detalle, el embajador aborda como constantemente se informa que el país «se precipita al desastre o que las cosas estaban mejor antes». Sin embargo, él le da un enfoque diferente y destaca las virtudes de Chile.
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LA PERCEPCIÓN DEL EMBAJADOR DE FRANCIA
«En primer lugar, estar en el fin del mundo se convierte en un activo considerable cuando una buena parte de este se encuentra en guerra o atraviesa conflictos violentos», comenzó. «La distancia también puede ofrecer algunas ventajas cuando otra guerra, la de los aranceles aduaneros, hace estragos», añadió.
Respecto a que Chile era un país mejor antes, indicó que «es cierto que el mundo estaba entonces probablemente menos contaminado y menos violento, aunque es poco probable que las cosas mejoren a corto plazo. Este es un hecho universal al que debemos adaptarnos, tanto en Chile como en otros lugares».
«El fuerte crecimiento chileno de los años 1995-2015, por supuesto, puede haber llevado a la gente a pensar que se trataba de un ritmo normal. Sin embargo, un crecimiento sólido y prolongado no existe en la historia económica. El hecho de que Chile, que probablemente fue uno de los países más pobres de la región en los años 50, sea ahora uno de los países más ricos me parece notable y dice mucho sobre la resiliencia de los chilenos», precisó.
«Admiro a los empresarios chilenos que han tenido éxito y deciden quedarse en Chile porque creen en su país y lo aman. Como todos los chilenos», destacó.
«Estoy muy feliz de vivir en un país tan hermoso. Solo lamento una cosa: que los chilenos no se den cuenta, y que sean tan pesimistas o críticos», concluyó a través de El Mercurio.