Hace exactamente dos meses y dos días se le perdió el rastro a Julia Chuñil, la dirigenta ambiental mapuche que desapareció el 8 de noviembre en la comuna de Máfil, en la región de Los Ríos.
Un mes después de su desaparición, el 8 de diciembre, su familia con el apoyo de la ONG Escazú Ahora, interpuso una querella criminal por la eventual responsabilidad de terceros.
En este sentido, la ONG señaló: «Lamentablemente, casos como el de Julia son comunes en nuestra región. Año tras año cientos de defensores son amenazados, agredidos e incluso asesinados por su labor en la protección del medio ambiente».
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El Presidente Gabriel Boric se refirió al tema el martes 10 de diciembre el 2024.
Así, durante la entrega del Informe Anual de Derechos Humanos del INDH, señaló que «vamos a seguir firmemente en aquello. Sabemos que hay una preocupación muy grande en el mundo de los derechos humanos y no vamos a cejar hasta encontrarla».
¿Quién es Julia Chuñil?
Julia Chuñil Catricura es una mujer de 72 años, madre de cinco hijos y abuela de diez nietos.
Es la presidenta de la Comunidad Indígena Putreguel, que fue reconocida por la Conadi en 2014, y en la que viven 17 familias.
Ese mismo año, la comunidad aledaña Blanco Lepin también recibió un predio de 900 hectáreas. Se trata de la «Reserva Cora Número Uno-A», que fue abandonada porque el territorio no cumplía con las características ganaderas y agrícolas como se esperaba.
Así, en 2015 la comunidad liderada por Julia Chuñil comenzó a ocuparla «dedicándose por completo a su conservación y a la preservación de la biodiversidad local propia de sus tierras, junto a la cría de ganado a pequeña escala», se lee en la querella.
Ambas comunidades se emplazan en el sector Los Ciruelos, en la comuna de Máfil.
Cronología
El viernes 8 de noviembre del 2024 se le perdieron unos animales a Julia, por lo que pidió ayuda a su vecina para que la acompañara a buscarlos y fueron con su perro.
Llegaron al predio «Reserva Cora Número Uno-A» y su vecina se quedó en el inmueble mientras Julia salió en búsqueda de los animales.
Salió con un machete y dijo que no volvería hasta encontrar a sus animales. Ese fue el último rastro de Julia.
Dos días después, el 10 de noviembre, la familia fue hasta su casa para invitarla a almorzar, pero Julia no estaba y ahí se percataron de que no había vuelto.
Pablo San Martín Chuñil, el hijo mayor de Julia Chuñil y querellante en la causa señala que se dirigieron al lugar y solo estaba la señora que la había acompañado.
Con su cuñado se separaron para buscarla y «él me dice que pilló los rastros de mi mamá hacia abajo». Pero hacia arriba, es decir, hacia el refugio «se le pierden», explica Pablo San Martín durante una entrevista en el programa La voz de los que sobran.
Y agrega que, donde se pierden las huellas de su madre «había un rastro de camioneta».
A dos meses de su desaparición
El lunes 8 de enero se movilizaron personas a lo largo de todo el país por la desaparición de Julia Chuñil, en espacios públicos y embajadas.
En la Región Metropolitana, se convocó a la movilización afuera del Palacio La Moneda a las 18.00 horas.
Y así, con coloridos lienzos, distribución de volantes, pancartas como «El Silencio del Estado Mata» y vociferando la consigna «Si Julia no aparece, sabemos quienes fueron», «Viva la sacaron, viva la queremos», entre otras, exigieron al Estado y al gobierno de Gabriel Boric responder por la vida de la dirigente mapuche, defensora de su territorio en Máfil.
La instancia inició a eso de las 18:05 con un ayekan, una ceremonia de bienvenida realizada por agrupaciones mapuche. Seguido, inició el punto de prensa donde habló el hijo mayor, Pablo San Martín.
En concreto solicitó al gobierno de Boric reforzar la investigación con participación directa de la Brigada de DDHH de la PDI de Santiago.
Además, indicó que como familia les darían un plazo a las policías, destacando que, si el 20 de enero aún no hay cambios, regresará a Santiago para buscar la intervención directa del Presidente Boric.
¿Esta, es realmente una causa medioambiental?
La desaparición de Julia Chuñil se da en medio de conflictos por el territorio y en este sentido cabe mencionar que luego de que se hiciera cargo del predio aledaño pasaron tres años sin inconvenientes.
Sin embargo, los problemas comenzaron el 2018 cuando el acuerdo de compraventa entre Conadi y el dueño del terreno sindicado como Juan Carlos Morstadt Anwandter, habría quedado sin efecto.
Según declaraciones de San Martín, allí se habría originado el conflicto, incluso, asegura que su madre habría recibido hostigamientos y amenazas por parte del hombre.
También acusan que le habrían ofrecido dinero para irse del lugar con frases como «yapo Julia, ya los tengo a todos comprados. Faltai tú no más».
Todo esto, se suma a otros episodios violentos en el que habría estado envuelta la dirigente mapuche y que se detallan en la querella.
Sin embargo, este no es el único caso en el que la familia de Julia Chuñil se ve envuelta en problemas judiciales. En 2014, Chuñil fue amenazada por su propio hijo, José Luis Troncoso.
De hecho, fue Julia quien denunció a su hijo y como consecuencia, tuvo que ser desalojado de la casa que compartían. Pero no fue el único episodio de violencia, ya que, unos años después su hermano también lo denunció.
Actualmente, José Luis Troncoso se encuentra cumpliendo condena en prisión.
Por otro lado, la lideresa mapuche también tenía conflictos con un vecino. Este la denunció porque uno de sus perros mordió a una oveja.
A pesar de que la familia, las manifestaciones y la mayoría de los medios le han dado un enfoque medioambiental a la desaparición de Julia Chuñil, apuntando a que las eventuales responsabilidades radican por la disputa del territorio, no se puede concluir aún que este sea el eventual móvil de una desaparición forzada.
Esto porque hay aristas que no van en esa línea y aún no se descartan. Julia vivía en un ambiente hostil, tanto en el interior de su familia, con sus vecinos y en la disputa del territorio.