Se registran más suicidios que homicidios en Chile: la “pandemia silenciosa” que golpea a jóvenes y adultos mayores.
Chile enfrenta una crisis silenciosa, persistente y devastadora: el suicidio mata a más personas que los homicidios. Lo que el presidente Gabriel Boric advirtió hace unos días —“En Chile se suicida más gente que la que muere víctima de la delincuencia”— no solo es cierto: es todavía más brutal cuando se examinan los datos oficiales.
Las cifras del Ministerio de Salud muestran que la tasa de suicidio aumentó de 9 por cada 100 mil habitantes en 2019 a 10,3 en 2024. En 2022, la tasa ajustada llegó incluso a 10,91 por 100 mil, una señal clara de que el problema crece mientras no existan políticas públicas robustas. En contraste, la tasa de homicidios ronda los 6 por cada 100 mil, muy por debajo de la carga que supone el suicidio en términos de mortalidad.
Una disparidad de género que estremece
La brecha entre hombres y mujeres es abismal. Mientras la tasa femenina es de 3,3 por cada 100 mil habitantes, en los hombres alcanza un estremecedor 17,3 por cada 100 mil. Dicho de otro modo: en Chile los hombres se suicidan más de cinco veces que las mujeres.
El fenómeno es especialmente crítico en los adultos mayores, un grupo invisibilizado en las discusiones de salud mental. Los hombres sobre los 80 años presentan tasas superiores a 31,8 muertes por cada 100 mil habitantes, una cifra que debería estremecer cualquier política pública.
Jóvenes en riesgo: una tragedia generacional
Aún más alarmante: el suicidio es hoy la principal causa de muerte en los jóvenes de 20 a 24 años. Ninguna otra causa —ni accidentes, ni enfermedades, ni violencia— supera a la autoagresión en este segmento etario. Esto refleja un colapso estructural en la capacidad del país para ofrecer apoyo emocional, psicológico y social a su población joven.
El efecto pandemia: una falsa disminución
Durante 2020 y 2021, en plena pandemia, las tasas generales mostraron una baja cercana al 15%. Sin embargo, no fue un alivio real: las mujeres de 20 a 29 años registraron un aumento, revelando que la crisis afectó de manera desigual y profundizó brechas ya existentes.
A pesar de esta evidencia, Chile continúa destinando menos del 3 % del presupuesto de salud a salud mental, lejos de lo recomendado por organismos internacionales. La brecha de acceso es tan grande que en algunas regiones conseguir atención oportuna puede tardar meses.
La paradoja es evidente:
El país despliega recursos millonarios en seguridad, pero no en prevenir la principal causa de muerte violenta. Por eso especialistas advierten que Chile vive una “pandemia silenciosa”, que seguirá avanzando mientras no exista un plan nacional robusto, con financiamiento estable, prevención escolar, tratamiento garantizado y seguimiento efectivo.
La afirmación del Presidente no es una opinión: es una alarma basada en datos que el país ya no puede seguir ignorando.
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Fono Prevención del Suicidio: Puedes llamar al Fono *4141 (gratuito y confidencial, disponible las 24 horas) para recibir contención emocional y orientación.







