El fallecimiento de Belisario Velasco Baraona, ex Vicepresidente de la República, golpea fuerte a su familia, a los demócratas cristianos y a los Demócratas en general.
Así como tuvo acceso a participar de los grandes salones por su rol político, también supo lo que era vivir en condiciones muy difíciles, como cuando fue relegado a Putre, por su oposición a la dictadura.
Tuvo una participación activa en el gobierno de Frei Montalva, como vicepresidente de la Empresa de Comercio Agrícola; fue un opositor democrático al gobierno de Salvador Allende, integrando la mesa directiva del PDC que encabezó Renán Fuentalba; fue claro opositor a la dictadura de Augusto Pinochet; y en los gobiernos de la Concertación fue el primer personero que ejerció un cargo tras la dictadura, cuando asumió la subsecretaría del Interior, 24 horas antes que Aylwin tomara el mando de la Nación, en un protocolo que le permitía actuar como ministro de Fe en el traspaso del poder.
Velasco fue un sólido defensor de la democracia. Así, dos días después del golpe de Estado firmó la Declaración de trece militantes destacados de la Democracia Cristiana que condenaron el golpe de Estado.
Pocos meses después asumió la gerencia general de Radio Balmaceda. Lo conocí a fines de 1973 la emisora se alineó formalmente por la defensa de los Derechos Humanos y en oposición a la Dictadura.
Su actitud fue fundamental de respaldo al Departamento de Prensa, dirigido por Ignacio González Camus, para que ejecutara esta labor. Fue en febrero de 1974 cuando la radio publicó la primera información sobre los primeros 24 detenidos-desaparecidos que se tuvo conocimiento formal en ese entonces.
Hasta entonces, no sólo en Chile, sino que en muchos países, las dictaduras solían hacer desaparecer personas y pocos se preocupaban, más allá de sus familiares. En este caso, fue el inicio de una investigación que perdura hasta hoy, casi 50 años después. Siempre he dicho que no se ha reconocido la labor de quienes estuvieron detrás de esta tarea, porque era muy distinto que hacerlo ahora, cuando estamos en democracia.
En la misma Radio Balmaceda, un día, a las siete y media de la mañana, Velasco llegó hasta el Departamento de Prensa interesado en una información en particular. Me llamó la atención. Pero me dijo que si lo llamaban desde el edificio Diego Portales, la sede de la dictadura, dijera que no estaba. A los diez minutos sonó el teléfono. Era precisamente, desde la DINACOS, la oficina de la dictadura que controlaba las informaciones.
Después me explicó que los militares no querían que se conociera esa información, y lógicamente querían censurarla solo a través de un llamado telefónico. Antes que se comunicaran con él, alcanzamos a transmitirla algunas veces.
En otra ocasión iba a viajar a Argentina, por negocios. Era un momento políticamente tenso. Durante la madrugada ocurrió un incendio intencional, perpetrado por “desconocidos” en la planta transmisora de la Radio. Pero a última hora suspendió el viaje. “Me salvé”, nos dijo, porque si hubiera salido del país podrían haberlo acusado de haber mandado a incendiar la radio para cobrar el seguro y decir que se había ido para protegerse.
Por esas curiosidades de la vida, conoció personalmente a Pinochet antes del Golpe. Cuando fue vicepresidente de la Empresa de Comercio Agrícola, en los 60, su secretaria era Lucías Pinochet Hiriart. Y Pinochet iba a veces a buscarla. En esas circunstancias se saludaban y establecieron una relación amable.
Y en el último plebiscito constitucional se pronunció a favor del rechazo, por estimar que el proyecto presentado ponía en riesgo la democracia en Chile.