Duérmete niño, duérmete ya: El gobierno debe salir del letargo Por Víctor Maldonado R.
No hay que acomodar la definición presidencial en la centroizquierda a las circunstancias por las que atraviese uno u otro postulante.
Se puede jugar golf y mascar chicle a la vez
Tras los resultados de las elecciones recientes, se ha dicho que es mejor concentrarse en la definición programática que en adelantar la carrera presidencial. En realidad, nunca ambas cosas han sido antagónicas.
Si vamos a sacar aprendizajes de la última elección, uno de los más importantes es que el giro del electorado hacia la moderación se ha expresado en un desmarque de los votantes de las preferencias en bloque.
Un candidato coherente y con experiencia
Las barreras políticas se han debilitado y lo que más interesa es que un candidato tenga una conducta coherente y la suficiente experiencia política para desempeñar un cargo con idoneidad. Es así, a menos que la compañía con la que se rodee jueguen en contra, porque el rechazo es fácil de despertar.
Eso importa más que cualquier proceso cupular en curso.
Por eso no resulta creíble que lo que se quiera convertir en determinante principal del curso a seguir sean los procesos partidarios, ya que ahora estos se declaran súbitamente interesados en elaborar propuestas que nadie les ha impedido tener antes.
Colocarle rostro a las propuestas
Ni los partidos tienen gran respaldo, ni su prestigio está en alza, ni pueden perfilarse las ideas sin ir acompañadas del respaldo de figuras, ni se pueden tener propuestas sin abrir el abanico de los liderazgos que las encarnan.
Una posible derrota no se revierte con una propuesta general que no se sabe a ciencia cierta a quién va a proyectar.
Por errores propios, el gobierno no está siendo una fuente privilegiada para la proyección de nombres con perspectiva presidencial.
Solo se está reaccionando
Está demasiado concentrado respondiendo a la justicia para dilucidar un caso ampliamente difundido de agresión sexual que implicó a una de sus autoridades clave.
La ocupación del gobierno no es ahora la de perfilar liderazgos, sino la de salir de un atolladero al que llegó por decisiones tomadas en su cúspide.
La Moneda se va a concentrar en el cumplimiento de sus compromisos de campaña asumidos hace cuatro años, no tiene lógica que se dedique a preparar las nuevas tareas para los cuatro años que vienen, es responsabilidad de otros.
Sentados a la vera del camino viendo pasar el triunfo del contendor
Además, en la competencia presidencial se tienen vidas paralelas con la derecha y no puede ser bueno que mientras la oposición ya tiene su opción presidencial definida y sea bajo su conducción que se convocan los equipos que prepararán el programa, los partidos de centroizquierda estén dedicados a la reflexión separada de los rostros que la perfilan ante los ciudadanos.
El dato fundamental de la última elección es que la lucha por la hegemonía terminó en la derecha con el triunfo de Chile Vamos y la derrota estratégica de republicanos. Un mejor resultado del partido de Kast pudo haber continuado el conflicto intestino hasta la definición presidencial, pero eso no ocurrió.
Esta es la realidad mirada de frente
Ante algo tan definitivo, algunos han optado por pensar que lo fundamental es algo que le ocurrió al oficialismo que, por algún motivo, resulta tranquilizante y que por ello se pueden demorar decisiones.
No es más que un llamado al adormecimiento que resulta fatal frente al peligro.
