Gobierno: Mantener dos focos de atención te deja turnio por Víctor Maldonado R.
Cuando en política se imitan actos públicos espontáneos resulta más sugerente la necesidad de hacer uso de este recurso que la puesta en escena misma. Una decisión de apoyo a una iniciativa gubernamental se hace congregando a la dirección política de la coalición y tomando un acuerdo de respaldo unánime.
La reforma previsional está en sus días decisivos.
Que se apruebe es un asunto de capacidad de negociación que es algo que, cuando se tiene, se puede usar muy bien. Intentar presiones mediáticas o buscar posicionar al Presidente en esta coyuntura son desvíos contraproducentes en el camino.
Cuando se realiza un encuentro al que se le llama “ciudadano”, en lo que se denomina, sin razón, una “cumbre” oficialista, estamos usando términos inapropiados, con resultados contraproducentes y sensación de artificio.
No es una cumbre porque no es una reunión resolutiva de los liderazgos que deciden, no es ciudadana porque se usa una excusa para poner al Presidente en un encuadre televisivo apropiado, sin diálogo de por medio.
Tampoco es una demostración de fuerza porque lo que queda en evidencia es que un acto espontáneo no parece posible para el oficialismo cuando más lo necesita. Es una materia en la que se tiene opinión, pero que no logra una movilización masiva, si es que alguien lo está intentando. Los, supuestamente, presionados por tan débil presentación han tomado debida nota de lo que eso significa.
Se trata de una imitación pensada para conseguir un apoyo real en víspera de una votación que se presume bastante cerrada. El destinatario de semejante acto no es, por supuesto, la derecha. Nada parecido la puede impresionar en lo más mínimo y si la motiva a algo es a endurecer sus posiciones.
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El verdadero destinatario es la propia coalición a la que se quiere disciplinar en una demostración del impacto carismático que tiene el Presidente sobre su base de apoyo. Es un procedimiento muy peligroso porque provoca muchos efectos no contralados y la mayoría no son positivos allí donde se decide el asunto.
La idea es demostrar que no pueden competir en popularidad con Boric en un año en la que todos los que van a la competencia requerirán de algún tipo de respaldo presidencial. O, al menos, es así como lo ve La Moneda.
Es un recurso oblicuo que se utiliza cuando la línea recta, la más corta entre dos puntos, no se puede utilizar. La idea de dar una vuelta larga para encontrarse con los cercanos no es un signo de relaciones despejadas y expeditas.
El gobierno concentra la atención en su figura principal, el Presidente, y el entorno tras el cual se dirige al país tiene una importancia menor. Es una excusa.
Es como dice Boric: «a través de ustedes les estoy hablando a todo Chile”. La personalización del poder será el recurso principal que se emplee desde ahora. Alguien no muy refinado está aportando puestas en escena un tanto básicas, con algo de cartón piedra que no puede convencer a nadie.
¿Cuál es la idea de sacar del foco de atención al Parlamento e intentar cambiarlo a La Moneda? El protagonismo lo tienen los que deciden y donde se decide. Si alguien quiere celebrar, que lo haga después de ganar la votación, antes es ponerlo todo en riesgo. No es momento de darse gustitos.
