Opinión

La estafa de la Carretera de La Fruta

Adolfo Cerón

Alcalde de Pichidegua

carretera
Más grave aún es que ya se están cobrando peajes por una obra inconclusa. Se obliga a los usuarios a pagar por una carretera que no ha sido terminada y cuyas mejoras estructurales son mínimas.

La tan anunciada modernización de la Carretera de la Fruta fue presentada como una obra clave para mejorar la conectividad del centro-sur de Chile.

Se afirmó que su importancia era estratégica, al unir zonas productivas con los puertos de San Antonio y Valparaíso. Se prometió una vía moderna, segura y eficiente. Pero la realidad dista mucho de esa narrativa oficial: el resultado es decepcionante y claramente insuficiente.

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En lo sustancial, la carretera seguirá siendo la misma de hace décadas. Más del 90% del trazado permanece intacto, y en numerosos tramos continúa siendo una ruta unidireccional. La alta circulación de camiones seguirá generando serios cuellos de botella, y lejos de solucionarlos, el proyecto se limitó a intervenciones superficiales.

MEJORAS A LA CARRETERA

Lo más visible son las mejoras cosméticas: nuevas barreras de contención, paneles antiruido, pintura, señalización renovada. Pero todo esto no resuelve el problema de fondo: la urgente necesidad de una infraestructura vial moderna, con doble calzada, rutas alternativas y soluciones reales que mejoren la seguridad y la fluidez del tránsito.

Más grave aún es que ya se están cobrando peajes por una obra inconclusa. Se obliga a los usuarios a pagar por una carretera que no ha sido terminada y cuyas mejoras estructurales son mínimas. Es un abuso que evidencia la desconexión entre las promesas de las autoridades y las verdaderas necesidades de las comunidades afectadas.

Y lo más escandaloso: el Estado gastó más de 51 mil millones de pesos en la adquisición de terrenos para un trazado que fue modificado abruptamente, dejando esas inversiones completamente inútiles. Un acto de irresponsabilidad mayúscula. Recursos públicos que podrían haberse destinado a hospitales, escuelas, centros de salud o proyectos comunitarios de alto impacto, se diluyeron en una operación fallida y sin justificación.

NUEVO TRAZADO

El nuevo trazado no solo representa un derroche de recursos, sino que también tendrá consecuencias negativas para miles de personas. Particularmente en la comuna de Pichidegua, donde el proyecto expone la carretera a zonas propensas a crecidas del río Cachapoal, dejando a familias enteras en riesgo ante eventuales inundaciones. Lejos de traer desarrollo, esta obra amenaza infraestructura pública como escuelas, jardines infantiles, postas rurales… y, lo más alarmante, pone en peligro vidas humanas.

Lo que pudo ser una transformación estructural terminó siendo un maquillaje vial, diseñado más para justificar cobros que para resolver problemas reales. Una vez más, decisiones tomadas desde escritorios, sin participación ni conocimiento del territorio, terminan atentando contra el bienestar colectivo.

PROYECTOS

Estos proyectos tan importantes deben ser socializados debidamente, cuestión que aquí no ocurrió. Se ignoró a nuestra comuna de manera malintencionada sin medir las consecuencias, y, por tanto, este proyecto nació deslegitimado.

Pichidegua levantará su voz y agotará todas las instancias necesarias para defender su territorio y el bienestar de sus vecinos. Como ciudadanos, no podemos permanecer en silencio frente a este tipo de engaños. Exigimos una infraestructura digna, eficiente y coherente con las necesidades del país. La Carretera de la Fruta merecía ser una solución de verdad. Hoy es, lamentablemente, el símbolo de una gran oportunidad perdida.

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