Opinión

Reforma Previsional: En el punto de inflexión

Víctor Maldonado R. Sociólogo

Licenciado en Sociología y Magíster en Ciencias Políticas, ambas de la Universidad de Chile.

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Quienes votaron a favor saben que una iniciativa originada en la centroizquierda no puede imponerse por un escaso margen, sino que necesita ser concordada con los moderados del otro lado. Solo así se consigue una mayoría sólida.

Reforma Previsional: En el punto de inflexión Por Víctor Maldonado R.

Debates hay siempre, pero momentos en que se define el rumbo de un país por un tiempo largo hay pocos. Esto es lo que ha empezado a suceder con la votación de la sala del Senado por la reforma previsional.

No fue una de esas ocasiones en que nadie se escucha o, al menos, donde nadie ve más allá de su punto de vista. Los hechos fundamentales estuvieron presentes y eran prácticamente los mismos en la mayoría de las alocuciones.

Lo que cambiaba era el modo en que se ponderaban los mismos hechos reiterados en las distintas intervenciones. Los que votaron a favor sabían de las limitaciones del proyecto. Los que sufragaban en contra reconocían los beneficios que tenía para un gran número de compatriotas.

Salvo las alocuciones más extremas, donde directamente se afirmó que la legislación que se analizaba sería utilizada de mala forma y con motivaciones políticas, los demás identificaron los mismos ganadores y perdedores relativos que tendría como consecuencia la aprobación del proyecto.

Fue una votación en la que no hubo ingenuidad por parte de nadie. Fuera lo que fuera que se decidiera habría motivos posteriores para alegrarse y arrepentirse. Los beneficios eran parciales, quedaban cabos sueltos, se resolvían algunos defectos y otros no, había problema en los cambios y en no cambiar.

Para hacerlo más complejo, y como ocurre siempre en discusiones en que hay sinceridad y profundidad, en el futuro todos dirán que advirtieron lo que pasaría y, en parte, se verificará en la práctica. Contento no podía quedar nadie.

Como se dijo en el mismo debate, el diablo está en los detalles y los detalles no pudieron ser aquilatados en fino. En realidad, pocas veces lo son.

Lo que al final definió el voto de cada miembro del Senado fueron dos factores: la voluntad de actuar en colectivo y la propensión a preferir el predominio de los acuerdos transversales o las diferencias identitarias.

Fue eso lo que se dirimió y no solo será válido para el tema específico de las pensiones. Se tomará como caso emblemático de las discusiones que sigan.

Hay que tomar muy en cuenta que este resultado se logró en conocimiento de todos y sin aspectos que en verdad fueran ocultos. Las mesas de negociación fueron, como siempre, acotadas, pero la información no faltó.

Quienes votaron a favor saben que una iniciativa originada en la centroizquierda no puede imponerse por un escaso margen, sino que necesita ser concordada con los moderados del otro lado. Solo así se consigue una mayoría sólida.

No se puede jugar a tener el voto de diferencia. Entonces, las mayorías quedan a merced de pequeñas minorías y hasta individuos aislados pueden poner un alto precio por inclinar la balanza. Es una forma de corrupción aceptada.

La afirmación es igual de cierta intercambiando de posición a los actores y ocurre que la democracia es un sistema en el que hay alternancia en el poder. Las posiciones cambian y lo que se debe decidir es si consensuamos avances parciales o nos decantamos por mantener conflictos totales.

Se definió votar por un avance parcial. Eso significa que iremos adelantando con pasos cortos. Como siempre, lo que importa es quién define el rumbo.

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