La tensión en torno a las dietas vitalicias que reciben los expresidentes chilenos subió un peldaño más. Esta vez no se trata de un simple debate parlamentario, sino de una ofensiva judicial: el senador independiente Karim Bianchi anunció la presentación de una querella contra el Senado y los exmandatarios Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet, acusando pagos indebidos por millonarios beneficios postpresidenciales.
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Según Bianchi, no solo existe una incongruencia ética al destinar recursos fiscales a quienes ya cuentan con cuantiosas pensiones y redes de influencia, sino que además habría una ilegalidad flagrante. «Vamos a presentar una querella. A nuestro juicio, hay un mal pago que se está haciendo a los exmandatarios», advirtió el legislador por Magallanes, quien acusa que desde el año 2020 una modificación legal prohíbe expresamente otorgar asignaciones de este tipo.
LOS ANTECEDENTES
Los antecedentes que respaldan esta acción judicial provienen de informes internos del Senado y de la Biblioteca del Congreso, los que —según Bianchi— ratifican que estos recursos públicos no deberían haberse entregado en primer lugar. Aun así, los exjefes de Estado siguen percibiendo, además de su pensión mensual de más de $7 millones, cerca de $9 millones adicionales en asignaciones para gastos operacionales, sumando un gasto fiscal que, solo en los últimos años, superaría los $1.800 millones.
El senador fue enfático: «Vamos a solicitar la intervención del Consejo de Defensa del Estado y del Ministerio Público. Estas asignaciones no están justificadas solo por estar incluidas en la Ley de Presupuestos; no pueden usarse como atajo legal».
La controversia de las dietas vitalicias también arrastra consecuencias institucionales. Esta semana, la remoción del jefe de la Biblioteca del Congreso —tras un informe que fue mal recibido por algunos parlamentarios— agregó más tensión al asunto. Mientras tanto, en comisiones de la Cámara Baja ya se han aprobado modificaciones al régimen de beneficios de expresidentes, abriendo una grieta política que amenaza con profundizarse.
Bianchi remata con una comparación histórica: “Presidentes como Pedro Aguirre Cerda o Eduardo Frei Montalva jamás necesitaron privilegios para mantener su dignidad. Este gasto es injustificable y desproporcionado”.