Lo que prometía ser un encuentro técnico sobre crecimiento económico terminó convertido en un ring político. En el seminario “Volver a crecer: Shock de inversión, shock de optimismo” —organizado por la Sofofa y La Tercera— tres de los principales candidatos presidenciales cruzaron declaraciones que dejaron ver que el tono de la campaña ya entró en modo ofensiva total.
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La representante del oficialismo, Jeannette Jara, sorprendió al insistir en una de sus propuestas más controversiales: levantar el secreto bancario como herramienta contra el crimen organizado. “Se me ridiculiza cuando lo planteo, pero es un paso necesario si queremos quitarle el poder financiero a las organizaciones criminales. Hay que cortar ese hilo conductor: el dinero”, señaló con vehemencia.
Pero la respuesta del republicano José Antonio Kast no se hizo esperar. Tomó el micrófono, miró hacia Jara, y lanzó una frase que encendió la mecha: “Karol Cariola. Le pidieron que abriera sus cuentas bancarias y no lo hizo, en referencia a la diputada comunista. La mención buscaba poner en duda la consistencia del PC entre el discurso y la práctica.
La interpelación no quedó sin respuesta. Cariola, directamente aludida, contestó a través de su cuenta en X (antes Twitter), acusando a Kast de «mentir abiertamente». Aclaró que jamás se opuso a transparentar sus cuentas, y que fue el juez —no ella— quien rechazó levantar el secreto bancario por falta de méritos. “Kast quiere ser presidente a punta de mentiras y bots”, disparó la diputada.
KAROL CARIOLA
Lo que parece una pelea aislada tiene una lectura más profunda. El intercambio refleja una estrategia en marcha: polarizar el debate entre oficialismo y derecha dura, relegando a Matthei al rol de testigo. La exalcaldesa, también presente, no tuvo espacio ni resonancia comparable al de sus contendores, algo que refuerza la percepción de que se está quedando sin aire en la escena presidencial.
Además, la figura de Karol Cariola —aunque no es candidata— sigue funcionando como blanco habitual para los sectores de derecha, especialmente cuando se quiere tensionar el discurso hacia la moralidad pública y la transparencia. Su nombre, convertido en un símbolo de la batalla política más allá del Congreso, vuelve a ser instrumentalizado para cargar contra el Partido Comunista.
La tensión entre seguridad, transparencia y relato político se convierte en un campo de batalla central para esta campaña. Y el uso del caso Cariola lo confirma: no es solo lo que se dice, sino a quién se apunta cuando se quiere golpear más fuerte.