Cuidado, hay Hermosilla para todos Por Víctor Maldonado R.
Si hay algo que caracteriza a una mala declaración es que necesita de otras declaraciones para explicar lo que se quiso decir en un principio.
Si ya se cometió un error, y no se tiene como hobby coleccionar desaciertos, lo que se debe conseguir es que los nuevos dichos permitan darle un corte al asunto, en vez de producir una sucesión de réplicas que obligan a nuevas intervenciones, con lo que se entra en una espiral viciosa.
Gabriel Boric opina sobre el caso Hermosilla porque era algo que lo alegraba, pero que no debía hacer. La justicia en proceso no se comenta, menos desde otro poder del Estado.
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Para peor, ahora le preguntarán por nuevos entretelones del proceso y, a lo mejor, algunas de las novedades que nos esperan no sean para saltar de alegría. El futuro no lo conocemos. Y nadie dijo que Hermosilla se especializara en influir solo hacia la derecha. Estamos ante un mal del sistema, no solo de una mala práctica de la oposición. El que se apura mucho, pierde mucho tiempo.
Una equivocación se reduce a la mitad apenas se reconoce como lo que es y, al día siguiente, ya es cosa del pasado. Si esto no se hace, se vuelve una desagradable compañía.
Una de las demostraciones más palpables de que estamos en un ciclo político de temporada baja, es que ninguna de las derrotas o tropiezos más importantes de nuestras figuras conocidas se han originado en debates de interés.
No se dan esas contiendas verbales en que dos líderes de peso rivalizan en argumentos y una buena réplica deja sin contestación efectiva al otro.
Ahora, lo común es que los jugadores se marquen solos, se tropiecen con la pelota, marquen autogoles o se lesionen en el entrenamiento. Los asesores comunicacionales dedican más tiempo a recoger heridos de sus propias conferencias de prensa que de cualquier debate de televisión.
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Al gobierno le ha ido bien evitando errores innecesarios y concentrándose en sus tareas. No hay que cansarse de tener un buen desempeño y volver a recaer en los gustitos propios del que no tiene cargos por los que responder.
Hacerle la vida más fácil a la oposición no puede ser una buena idea. Y esto ocurre cada vez que una intervención pública deja al oficialismo a la defensiva, cuando tocaría a los demás dar explicaciones. Cuando la justicia está teniendo avances, la mejor declaración es la que no se hace.
Los acontecimientos se están sucediendo con mucha velocidad. Ayer se conmemoró el segundo aniversario del triunfo del Rechazo que echó por tierra la propuesta de la Convención. Fue comentario del metro cuadrado ocupado por los actores políticos. Es un acontecimiento importante, pero que ya pasó.
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Lo más interesante de comprobar es que lo que decidirá el voto ciudadano en las elecciones que vienen es lo que está aconteciendo ahora o aquello que está por ocurrir en el futuro cercano. No depende de los recuerdos, sino de las acciones que ahora se asuman. Por eso importa tanto tener el mejor comportamiento posible. A lo mejor así, tendremos razones para votar por lo que más nos gusta, en vez de en contra de aquello que más rechazamos.
