En la novela Triste Tigre la autora, Neige Sinno, cuenta que dos viejos campesinos miraban a su pueblo desde una colina junto a un extranjero. Los campesinos le explican al forastero que ellos pueden ver más que él. Cuando este le pregunta el motivo, un anciano le responde: “Porque usted solo ve lo que hay. En cambio, yo veo lo que hay y lo que no hay”.
El que conoce su pueblo sabe lo que antes hubo y ahora no, lo que se fue modificando, lo construido y lo destruido, los que están y los que ya no están. Se ve en profundo cuando se ve con historia, memoria y corazón.
Además, es más fácil saber para dónde vamos si conocemos desde dónde venimos. En el relato que cuenta Sinno se dice que el recién llegado no era tonto, que intuía que le estaban diciendo una verdad y por eso hace la pregunta.
Temo a los que no preguntan porque creen que ya lo saben todo y recorren, sin saber, el camino que lleva a las grandes tragedias. La juventud republicana ha lanzado un video “celebrando” el actuar de las Fuerzas Armadas el 11 de septiembre de 1973. Y esto es un retroceso en toda la línea y una voz de alerta.
La verdad es que muchos han empezado a olvidar porque los que conocen la historia de su país nunca han encontrado razones para alegrarse por una tragedia. Son los que tienen motivos para reflexionar y meditar.
Lo que hacen estos jóvenes es abanderizarse con una interpretación que asigna toda la responsabilidad del quiebre institucional a un bando, que los radicaliza a tal punto que encuentran motivo para el término sangriento de la democracia.
En esta fecha, los demócratas se preguntan qué se pudo hacer en conjunto para que no se perdiera la democracia, cuáles eran las alternativas y qué se debió evitar. En cambio, lo que aquí se hace es darle continuidad al inicio de una dictadura como punto de partida para interpretar el presente.
Lo que ven en sus adversarios políticos es la continuidad de los derrotados y la lección que sacan es que se requiere volver a vencerlos. Ya vemos que los métodos “celebrados” para conseguirlo no conocen de límites.
De lo que debiéramos tomar nota es de que este tipo de visión, la de quienes propiciaron o alentaron el golpe de Estado, está pasando del murmullo en sus casas a ser información pública apta para material de campaña. Es la visión de los que quieren triunfar y estiman que con este discurso lo van a conseguir.
¿Es la respuesta la réplica iracunda y vociferante? De ninguna manera. No es copiando la voz de los intransigentes como se defiende la democracia. Kamala Harris acaba de derrotar en un debate a Donald Trump no porque se pusiera a su altura, ni porque intentara contestar cada una de las muchas mentiras que decía en cada intervención. Lo derrotó por contraste.
Harris desenmascaró a Trump evidenciando que buscab+a dividir a su país, que despreciaba la verdad, que era dañino y que por eso no podía ser parte del futuro de su nación. Fue el ejemplo de ver a alguien actuar distinto lo que dejó a Trump como el histriónico irresponsable que siempre fue, pero que no siempre se vio.
En Chile, si los demócratas no miran desde una colina no darán el ancho. Lo que viene es un exigente debate y el que no se prepare, no pasará la prueba.