A casi dos décadas de la muerte del dictador Augusto Pinochet, sus hijos reactivaron las disputas judiciales que han marcado al clan desde los años 2000. Esta vez, el conflicto gira en torno a la millonaria herencia del excomandante en jefe del Ejército y a graves acusaciones por parte de Jacqueline Pinochet Hiriart contra su hermano Marco Antonio.
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La hija menor del matrimonio entre Pinochet y Lucía Hiriart presentó una querella penal ante el Cuarto Juzgado de Garantía de Santiago, la que fue declarada admisible y que deberá ser tramitada por la Fiscalía Oriente. En el escrito, no solo denuncia una apropiación indebida de bienes inmuebles pertenecientes a la masa hereditaria, sino también acusa un patrón de “maltrato habitual”, lo que podría configurar un delito de violencia intrafamiliar.
ACUSACIONES POR ADMINISTRACIÓN IRREGULAR DE BIENES
Según expone el abogado de Jacqueline, Jorge García, la querella apunta a la administración que ejerció Marco Antonio sobre al menos ocho propiedades del clan, incluyendo casas en la playa, un departamento en Vitacura, una parcela en El Melocotón y la emblemática casa de Los Boldos, en Santo Domingo. Aunque el mandato que le otorgó su madre habría expirado en 2021, el querellado habría continuado realizando actos de disposición sin autorización ni rendición de cuentas.
La mujer sostiene que, pese a que la Corte Suprema autorizó el arriendo de los inmuebles, nunca fue consultada ni recibió parte de los ingresos. De hecho, estima que solo por una propiedad su hermano se habría apropiado de más de $160 millones, en perjuicio de ella y del resto de los herederos.
VIOLENCIA EMOCIONAL Y AISLAMIENTO FAMILIAR
El conflicto familiar, sin embargo, va más allá de lo económico. Jacqueline describe un progresivo deterioro de las relaciones familiares, con insultos, desprecios y un intento sistemático de aislarla del resto del grupo. “¡Eras la favorita!”, habría sido una de las frases recurrentes con las que su hermano desestimaba sus reclamos, según detalla la querella.
A este supuesto maltrato verbal se suma la imposibilidad de visitar la tumba de sus padres en Los Boldos, donde se ubica una capilla familiar. Desde 2019, asegura, Marco Antonio habría prohibido su ingreso al lugar mediante amenazas y órdenes directas a los cuidadores.
UN CONFLICTO QUE SE ARRASTRA POR DÉCADAS
Los conflictos económicos y legales de los hijos de Pinochet no son nuevos, pero esta querella añade un componente penal que podría tener consecuencias más profundas.
Jacqueline exige que su hermano enfrente un juicio y reciba condena, mientras la Fiscalía inicia la investigación para determinar si cometió delitos en la administración de los bienes heredados y si incurrió en violencia intrafamiliar.
Con esta acción judicial, los Pinochet Hiriart vuelven a estar en el centro de la atención pública y judicial, a pesar del tiempo transcurrido desde la muerte de su padre. Una herencia aún sin resolver y una familia fracturada vuelven a convertir al apellido Pinochet en sinónimo de conflicto, ahora por razones privadas que podrían tener implicancias penales.