Al celebrarse este 3 de mayo el Día Internacional de la Libertad de Expresión, la Fundación Camilo Henríquez (EF), considera que la Libertad de Expresión es la base fundamental del desarrollo de una sociedad democrática, por ello expresan su preocupación por situaciones que complican el quehacer periodístico y el acceso de los chilenos y chilenas a la verdad de los hechos.
Según plantea Ricardo Urzúa, presidente y Francisco Larenas, secretario ejecutivo de la Fundación Camilo Henríquez algunas situaciones a que se refieren son las siguientes:
• La violencia que sacude a nuestra sociedad, donde hay una gran presión del crimen organizado, convierte a los periodistas y sus asistentes en personas amenazadas por la acción de delincuentes que quieren negar el acceso a la investigación e información de hechos que merecen la critica social.
• La actitud de la máxima autoridad de la Nación, que critica el valor de la prensa, diciendo que sólo responde “a los chilenos y chilenas”, como que si los medios de comunicación no tuvieran precisamente el rol de interrelacionar a los distintos poderes del Estado con los ciudadanos y emplazar al poder,
• El crecimiento indiscriminado de las redes sociales, que genera la aparición de las conocidos fakenews o noticias falsas, muchas veces difundidas por centros especializados en dar a conocer situaciones inexistentes o distorsionadas, para atacar a los adversarios políticos, económicos y religiosos, entre otros, afectando gravemente la construcción social de la verdad.
• La aparición de la inteligencia artificial, además, que permite el desarrollo de las “deepfake” o “falsedades profundas”, que aprovechan archivos de voz y videos para modificarlos mediante una manipulación con programas computacionales, de modo que parezcan originales, auténticos y reales, aunque sean una total falsedad. Esto lleva a que muchos ciudadanos no tengan la capacidad de diferencias entre lo que es real y lo que es ficticio o mentira.
• La presión de los distintos grupos de interés para tratar de imponer su verdad, negando la de otros, con la realización de acciones de “funas” que sólo afectan la dignidad de las personas y que los medios de comunicación no debieran hacerse cargo.
• La represión policial contra los periodistas en manifestaciones sociales, impidiendo una adecuada cobertura de hechos relevantes.
• La acción de grupos de individuos organizados, que atacan a los periodistas que reportean e investigan hechos de interés público ya sea con insultos, piedras o hasta con armas.
• La concentración de la comunicación en sistemas digitales, absorbiendo de paso gran parte de la publicidad, muchas veces a costa del esfuerzo periodístico que hacen los medios tradicionales, afecta directamente la libertad de información, el pluralismo y el derecho de propiedad intelectual.
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Todas estas situaciones descritas son una amenaza real para la democracia, por que la acción de los distorsionadores afecta gravemente la verdad y el entendimiento entre los chilenos y chilenas, aspecto fundamental para buscar la concordia.
Para enfrentar esta crisis, desde la Fundación hacen un llamado a las autoridades a adoptar medidas destinadas a fortalecer el periodismo responsable basado en la libertad de expresión, ejercido por periodistas altamente calificados, formados bajo estrictas normas éticas en la educación universitaria.
