A medida que se acerca la decisiva Junta Nacional de la Democracia Cristiana (DC), fijada para el 26 de julio, las tensiones internas escalan con fuerza. El centro de la disputa gira en torno al dilema presidencial: ¿debe la DC sumarse a la candidatura de Jeannette Jara, exministra de Trabajo y carta del oficialismo, o marcar una ruta propia fuera del eje PC–Frente Amplio?
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El presidente del partido, Alberto Undurraga, ya dejó clara su postura: no está dispuesto a pactar con el Partido Comunista ni el Frente Amplio, y lo ha reiterado públicamente en múltiples ocasiones. Sin embargo, esta vez fue más allá. Amenazó con dejar la presidencia de la colectividad si la Junta resuelve respaldar a Jara.
«Lo que corresponde a un presidente cuando su postura no cuenta con el respaldo de las bases es dar un paso al lado. Pero yo espero que eso no se concrete», afirmó antes de reunirse con líderes oficialistas. Las palabras de Undurraga no cayeron bien entre sus pares, y fueron interpretadas por algunos como un intento de presión sobre el debate interno.
LA RESPUESTA DE FLORES
El senador Iván Flores, histórico militante DC, no ocultó su molestia. “Nuevamente el presidente de mi partido se equivoca. No puede usar como chantaje personal su permanencia en el cargo. Si no le gusta lo que decida la Junta, entonces renuncia. Pero eso no puede ser el eje del debate», criticó tajantemente.
Para Flores, Undurraga desnaturaliza el espíritu de la Junta Nacional, instancia que históricamente ha sido vista como un espacio de deliberación democrática. “La convirtió en un plebiscito. Si no se resuelve lo que él quiere, se va. Así lo dijo y así parece que va a ser”, apuntó con tono severo.
El episodio refleja con crudeza el desgaste interno de una colectividad que aún busca redefinir su identidad política en un ecosistema cada vez más polarizado. Mientras algunos sectores abogan por un rol articulador dentro del oficialismo, otros insisten en que la DC debe reconstruirse en autonomía, lejos de pactos que, consideran, diluyen su esencia.
Por ahora, el reloj avanza. Y la Junta del 26 de julio no solo definirá una estrategia presidencial. Podría, además, marcar un antes y un después en el liderazgo de Undurraga y en el futuro mismo de la DC.