En la antesala de las definiciones del próximo gabinete, la conformación del equipo político del presidente electo José Antonio Kast concentra miradas. En ese tablero, la Secretaría General de la Presidencia (Segpres) aparece como una de las piezas más sensibles por su rol articulador con el Congreso, y ahí comienza a perfilarse con fuerza el exdiputado Diego Paulsen.
Más que un simple rumor, en la derecha se lee su eventual arribo como una señal de pragmatismo político. Militante de Renovación Nacional y con experiencia directa en la conducción legislativa —fue presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados—, Paulsen es visto como un perfil capaz de descomprimir tensiones y ordenar mayorías en un Congreso fragmentado.
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Su nombre, además, conecta con una lógica de equilibrio interno: RN podría asegurar presencia en el Comité Político, un espacio donde se toman decisiones estratégicas del Ejecutivo. No es un detalle menor para un sector que busca incidir en la agenda legislativa desde el inicio del nuevo gobierno. A ello se suma su trayectoria reciente como jefe de campaña de Evelyn Matthei, que refuerza su perfil negociador y transversal.
Desde el Congreso, el respaldo se expresa con cautela. El diputado Frank Sauerbaum valora positivamente la posibilidad, subrayando que la Segpres no solo dialoga con el Parlamento, sino que también influye en la coordinación política del gobierno. En la misma línea, Andrés Celis destaca a Paulsen como una figura “dialogante y capaz”, aunque recuerda que la decisión final corresponde exclusivamente al Presidente electo.
Así, más allá de los nombres, la eventual llegada de Paulsen a Segpres se interpreta como una apuesta por la experiencia legislativa y la negociación política en un escenario donde la gobernabilidad dependerá, en gran medida, de la capacidad de tender puentes.






