Kast vuelve a evitar respuestas directas y Jara llama a la calma. Tenso, por ratos inentendibles, en una clara puesta en escena de José Antonio Kast. Jeannette Jara interpelando y Kast esquivando respuestas -también a los periodistas- e interrumpiendo. Algo en lo que durante el transcurso del debate, también cayó Jara.
El primer bloque del debate dejó un patrón evidente: ante preguntas concretas sobre gobernabilidad, alianzas y coherencia política, José Antonio Kast optó nuevamente por esquivar.
Ni las interpelaciones de Jeannette Jara ni las preguntas de los periodistas lograron arrancarle definiciones nítidas.
Mientras tanto, Jara sí actuó en registro declarativo: anunció que renunciará a su militancia en el Partido Comunista si llega a La Moneda, para gobernar “por sobre los partidos”. Kast, en cambio, se limitó a referencias simbólicas —“entregar la chapita”, “representar a todos”— sin contestar si replicaría ese gesto institucional.
La pregunta clave: ¿Cómo construir gobernabilidad con quienes llamó “el peor gobierno desde la democracia”?
A Kast le recordaron su frase de 2021 en la que definió al gobierno de Sebastián Piñera como “el peor desde la democracia”.
La pregunta era simple: ¿Cómo se construye gobernabilidad con un sector al que él mismo descalificó de ese modo?
Su respuesta, otra vez, evitó la definición política de fondo.
Se refugió en explicaciones contextuales, en el estallido social y en que luego “trabajaron juntos”.
Pero eludió decir si reconoce o no a ese sector como un socio legítimo para la gobernabilidad futura.
La pregunta quedó sin contestar.
Jara toma posición, Kast vuelve al eslogan
Mientras Jara explicaba cómo reorganizaría su coalición y cómo absorbería a la centroizquierda tras su triunfo en primarias, Kast volvió a un terreno cómodo:
la crítica generalizada al gobierno, al “abandono de la seguridad”, al “fracaso” en múltiples áreas.
Pero cada vez que se le pedía una definición concreta —¿renunciaría a su partido?, ¿cómo manejaría una coalición amplia?, ¿cómo resolvería diferencias históricas con Chile Vamos?— respondió con ataques, no con respuestas.
Jara lo subrayó durante el intercambio:
“Dar gobernabilidad también exige reconocer méritos en quienes piensan distinto”.
Kast no respondió a esa interpelación.
Volvió al libreto: “Continuidad o cambio”.
Reforma política: cuando eludió él y cuando respondió ella
La pregunta sobre una reforma política —poco popular en todos los bloques políticos— fue otro ejemplo.
A Kast se le consultó directamente si pediría a su bancada aprobarla.
Primero desvió hacia cifras de homicidios, luego criticó al gobierno, para finalmente decir que “cualquier cosa que estabilice” podría evaluarse.
No hubo compromiso explícito.
No hubo claridad.
Jara, en cambio, respondió sin ambigüedad:
dijo que sí, que apoyaría una reforma aunque no sea popular, y que la crisis del sistema político exige elevar el nivel del debate.
Un cierre del bloque que dejó algo claro: la asimetría en respuestas
El primer tramo del debate no solo mostró diferencias ideológicas.
Mostró algo más estructural: mientras Jara respondía preguntas, Kast prefería evitarlas.
Los periodistas insistieron más de una vez cuando el candidato desviaba la conversación hacia generalidades o ataques.
Aun así, Kast eligió permanentemente no aterrizar su posición.
Eso dejó instalado el marco del resto del debate:
una candidata que definía y un candidato que esquivaba.




