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Lista única: La izquierda define su juego parlamentario

Valentina Torres

La apuesta por una lista única parlamentaria podría ser clave para el futuro del oficialismo y así incomodar a la derecha.

Con el calendario electoral corriendo, los partidos del oficialismo y sus aliados discuten a contrarreloj una posible lista única parlamentaria para enfrentar las elecciones parlamentarias de noviembre. La apuesta, que busca evitar la fragmentación del voto progresista, podría tener efectos directos sobre el poder legislativo que emerja en 2026.

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La propuesta de una lista única de la izquierda ha cobrado fuerza en los últimos días, no solo como señal de unidad frente a la oposición, sino como una herramienta concreta para mejorar el rendimiento electoral en el Congreso.

Detrás de esta fórmula se encuentra una lectura compartida: la dispersión de candidaturas en la última elección parlamentaria le costó caro al oficialismo, permitiendo que la derecha —pese a no ser mayoría social— lograra una representación sobredimensionada, especialmente en la Cámara de Diputadas y Diputados. En un escenario de alta fragmentación la unidad no es solo deseable: es una necesidad estratégica.

EL DILEMA DE LA DC

En el centro del debate está la Democracia Cristiana (DC). Aunque no forma parte del gobierno, sectores de la izquierda insisten en su inclusión dentro del pacto parlamentario, apelando a la necesidad de sumar todas las fuerzas que se alineen con una agenda progresista y democrática. Sin embargo, la DC sigue dividida: algunos dirigentes temen diluir la identidad del partido, mientras otros ven en la alianza una oportunidad de supervivencia.

La resistencia también proviene de partidos más a la izquierda, como el PC y sectores del Frente Amplio, donde la relación con la DC ha estado marcada por desconfianzas históricas. Aun así, la idea de una lista amplia y cohesionada avanza, empujada por los resultados de las primarias y por los números que muestran que el oficialismo, unido, supera a la derecha en intención de voto, pero dividido queda en desventaja.

¿Y LA DERECHA?

La derecha observa con atención y cierta preocupación. Una lista única del progresismo podría significar la pérdida de escaños claves, especialmente en distritos con márgenes estrechos. Hoy, Chile Vamos y el Partido Republicano tienen ventaja gracias a su mayor disciplina electoral y coordinación territorial. Pero una izquierda unificada podría revertir resultados en zonas urbanas y recuperar terreno en regiones donde el oficialismo ha perdido fuerza.

Además, la derecha enfrenta su propio dilema: si se presenta en listas separadas (como en la elección municipal y de gobernadores), podría sufrir el mismo efecto de dispersión que hoy amenaza a la izquierda. Aunque en este momento, las señales apuntan a que Republicanos y Chile Vamos se mantendrán divididos, lo que abre una ventana de oportunidad para el progresismo.

RIESGOS Y OPORTUNIDADES

Una lista única no garantiza una mayoría parlamentaria, pero sí eleva significativamente las probabilidades de mejorar la representación oficialista en ambas cámaras. También podría actuar como mensaje político claro de gobernabilidad y cohesión, especialmente si se concreta en torno a una candidatura presidencial fuerte como la de Jeannette Jara.

No obstante, existen riesgos: una mala negociación podría dejar heridas internas difíciles de cicatrizar y, si no se gestiona bien, el acuerdo podría verse como una imposición más que como una alianza estratégica.

Por eso, las próximas semanas serán clave. Lo que está en juego no es solo el control del Congreso, sino la capacidad del próximo gobierno de implementar su programa en un escenario político crecientemente fragmentado.

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