Triunfalismo pasa la cuenta a Kast: suspendida «celebración» el 14D. Las dudas y las fricciones en la derecha se hacen evidentes.
El comando de José Antonio Kast enfrenta una tensión interna que terminó por derribar la idea de instalar una celebración masiva en el Estadio Bicentenario de La Florida durante la noche de la segunda vuelta. Lo que comenzó como una señal de fuerza política terminó mostrando divisiones, temores y un cuidado extremo por evitar cualquier gesto de celebración anticipada.
La producción para el acto estaba avanzada. Viba Producciones había solicitado los permisos a la municipalidad y a la Delegación Presidencial. Las puertas debían abrir a las cinco de la tarde y el evento se extendería hasta la medianoche. Incluso se había informado extraoficialmente a algunos alcaldes del sector que Kast celebraría allí su posible triunfo, con números musicales preparados y un escenario que buscaba proyectar masividad.
Sin embargo, dentro del comando surgieron las primeras alarmas. La legislación electoral prohíbe realizar actos masivos hasta cuatro horas después del cierre de las urnas, lo que convertía la actividad en un riesgo legal evidente. A eso se sumó el temor de que el gasto del evento fuera objetado en la rendición electoral, abriendo un flanco económico y administrativo que pocos estaban dispuestos a asumir.
No hay nada asegurado
Con estos elementos sobre la mesa comenzó la discusión más compleja: cuál debía ser la señal que Kast enviaría la noche de la elección. El jefe de campaña, Martín Arrau, se opuso firmemente a cualquier gesto que pudiera interpretarse como triunfo asegurado. Su postura fue respaldada por el presidente del Partido Republicano, Arturo Squella, quien ha insistido en que, si Kast gana, las primeras horas deben mostrar sobriedad, responsabilidad y foco en los problemas ciudadanos.
En la otra vereda estaban quienes empujaban la idea original del evento masivo. Entre ellos figuraba Antonio Barchiesi, uno de los dirigentes más influyentes en el círculo de Kast. Para ese sector, un acto grande en una comuna popular como La Florida enviaba un mensaje potente de apoyo y proyección.
Falta de coordinación
La discusión escaló a tal nivel que algunos miembros del comando comenzaron a cuestionar en privado la conducción de Arrau. Su estilo ha generado fricciones y varios dirigentes sienten que no ha logrado acoplarse al resto del equipo político. Otros, en cambio, señalan que las críticas buscan responsabilizarlo por decisiones que simplemente reflejan la falta de coordinación general en la campaña.
Finalmente, el comando optó por desechar el estadio y trasladar la jornada electoral a un hotel del sector oriente. El lugar aún debe cumplir tres requisitos: espacio suficiente para los partidos de la coalición, condiciones para los medios de comunicación y un exterior apto para montar un escenario en caso de triunfo.
Derecha dividida
Durante la tarde del jueves comenzó a circular entre alcaldes un mensaje donde se agradecía su apoyo y se aclaraba que el punto de encuentro para el 14 de diciembre aún estaba en definición. El tono del mensaje reforzaba la idea de moderación: la campaña pedía evitar gestos triunfalistas y concentrarse en el llamado a la participación ciudadana.
La escena dejó en evidencia algo más profundo. La derecha está dividida entre quienes sienten la victoria asegurada y quienes temen que ese exceso de confianza termine alejando votantes. En un clima electoral ajustado, la discusión sobre el estadio se convirtió en un espejo de una inquietud mayor: cómo manejar el poder cuando aún no se ha ganado.







