Política

¿Qué pasará en la tercera marcha? Por Víctor Maldonado R.

Víctor Maldonado R. Sociólogo

Licenciado en Sociología y Magíster en Ciencias Políticas, ambas de la Universidad de Chile.

Los movimientos sociales están más acostumbrados a enfrentarse a quienes están en el poder que a hacer distinciones analíticas.

¿Qué pasará en la tercera marcha? nos plantea nuestro columnista Víctor Maldonado R., en un certero análisis del errático comportamiento social.

A varios nos llamó la atención, en la reciente marcha convocada por la CUT, un amplio lienzo que portaban las asociaciones de funcionarios de ministerios de La Moneda: “La inexperiencia y la soberbia no nos permiten avanzar”.

La consecuencia marchita

Una manifestación tan fuerte de malestar no tiene precedentes, pese a las molestias y reacciones que pudieran acarrearles a sus portadores.

Por algo la prudencia funcionaria fue sobrepasada. El maltrato por parte de los que no saben es difícil de tolerar para los que pueden hacer múltiples comparaciones.

El discurso en favor de la igualdad y del respeto de las personas no se compagina bien con la autoasignación de privilegios y de altos sueldos.

Para la galería

Al gobierno le gusta mucho los lugares comunes, que en los discursos oficiales abundan, pero esas son frases que cambian de contenido según el contexto.

Aquello de “no los dejaremos solos” suena distinto cuando se ofrece una ayuda al que lo necesita, que dirigida a un funcionario cansado de soportar las demostraciones de arrogancia del que no llegó a aprender, sino a mandar.

Este no es un fenómeno encapsulado entre los que más conocen porque más ven.

Es obvio que la CUT no quería causarle problemas a La Moneda y que, en lo que estaba en sus manos, buscó dirigir la energía del movimiento de protesta hacia la mayoría opositora instalada en el Parlamento.

La ausencia de reformas se presentó como consecuencia de lo anterior. Esto tiene un límite.

Los movimientos de descontento social se enfocan, naturalmente, hacia quienes tienen el poder, mucho más que contra los que les hacen difícil gobernar y esa tendencia es muy fuerte.

Fuego amigo

Si al maltrato se agrega falta de efectividad en la conducción, los problemas que se presentan ya no van a provenir únicamente de la derecha, sino de lo que se considera la base de apoyo del oficialismo.

Hay tiempo demás para que en los meses que siguen las organizaciones sindicales y sociales convoquen a nuevas movilizaciones, pero estas ya no serán las mismas.

El foco irá variando a una apelación cada vez más directa a lo que el gobierno puede o deba hacer. El tono se irá endureciendo muy rápido.

«El río» lo arrastra todo… y a todos

Los dirigentes sociales están obligados a seguir la tendencia por temor a que su inacción termine por desplazarlos en favor de movimientos más agresivos o que hagan un mejor uso de redes sociales, convocando multitudes en poco tiempo.

¿Qué ocurrirá, entonces, cuando estemos a la altura de la tercera movilización masiva del año?

Sea que se produzca por los canales institucionales o por otras vías que los superen, sin duda se habrá abandonado el tipo de emplazamiento suave y hasta quejoso que se ha ocupado en esta primera oportunidad.

La tentativa de canalizar el descontento hacia la derecha no tiene buen pronóstico.

Es como intentar contener un río desbordado poniendo sacos de arena.

El torrente no va a respetar las señales de tránsito que les ponga el oficialismo

Se llega así a un punto de quiebre. De crecer el descontento, es más fácil que la mayoría se enoje con todos que solo con algunos.

Los movimientos sociales están más acostumbrados a enfrentarse a quienes están en el poder que a hacer distinciones analíticas.

La idea de un pie en la calle y otro en La Moneda no se sostiene: se pasa por la calle, pero se reside en La Moneda, ¿o no?

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