Que suerte tienen en Las Condes, los envidio.
Marcela Cubillos ha escogido la agresividad como respuesta pública a la difusión de su millonario sueldo en la Universidad San Sebastián.
Suma así un segundo aspecto que llama la atención y que tendrá importantes repercusiones.
Sorprende como aborda Cubillos una información pública que, a lo menos, requiere ser aclarada, tal como lo han dicho la Fiscalía Metropolitana Centro Norte y la Superintendencia de Educación Superior.
Quien debe dar explicaciones es quien cuestiona las preguntas y a quienes consultan.
Identifica a los representantes del “octubrismo” como los culpables de estarla sometiendo a este tipo de emplazamientos.
Estamos acostumbrados a encontrar personas que, en situaciones similares, suelen dirigirse al más amplio público para despejar cualquier duda al respecto.
Aquí eso no ocurre.
POSICIÓN DE TRINCHERA
Es una independiente para la que la confrontación con actores políticos es una preocupación principal, por sobre lo habitual en una perspectiva alcaldicia.
Se asume en una posición de trinchera en una lucha ideológica.
Lo que pone en segundo lugar es el puesto al que aspira, el impacto y las explicaciones a los vecinos en un tema que puede ser de su interés, cuando para un candidato esto debiera ser la preocupación prioritaria, mucho más que si puedan existir personas en la izquierda que quieran «fijar su sueldo».
Se han visto muchas reacciones por el caso Cubillos, pero no se ha encontrado ninguna importante que haya visto esta situación como una oportunidad para atentar contra la existencia de las instituciones privadas que reciben fondos públicos.
La que busca parapetarse tras esta explicación es ella.
El esfuerzo de Cubillos consiste en configurar en sus respuestas a un adversario plagado de malas intenciones y de errores ideológicos muy dañinos.
Es a esa construcción a la que se dirige en sus respuestas y lo hace con rabia e indignación.
Pero ¿son este tipo de personas la mayoría de los que escuchan?
Es una perspectiva peligrosamente autorreferida.
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EL «OCTUBRISMO»
La actual candidata se asume como una figura política de primera magnitud a la que los sectores que enfrentó en el primer proceso constitucional han fijado como su objetivo, probablemente motivados por su maldad intrínseca.
Estaríamos ante la siguiente situación:
El «octubrismo», vengativo y mal intencionado quiere «tomar por asalto» a las universidades privadas, busca controlar las contrataciones de los docentes y la ha escogido a ella para producir, no se sabe cómo y en qué tiempo disponible, una destrucción masiva, lo que muestra lo poderoso que son.
No sigo porque me estoy asustando.
Cubillos es la independiente a la que más le importa la lucha ideológica en la que parece estar embarcada.
Esto debiera ser considerado por los vecinos de Las Condes por la decisión que tendrán que tomar en un mes.
Escojan a Cubillos si comparten el papel que se asigna a sí misma como figura nacional.
De lo demás, no se preocupen, déjenlo en manos de sus colaboradores, los que sin duda, no se podrán quejar por los sueldos que reciban.
Y no se le ocurra cuestionar sus decisiones, a menos que sea un miserable octubrista infiltrado en una comuna donde siempre gana el bando adecuado.