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Sebastián Soto: republicanos nunca tuvieron ánimo de acuerdos

Mario López M. Periodista

Hay que tomarse en serio la derrota, reconoce el ex vicepresidente de la Comisión de Expertos

Sebastián Soto: republicanos nunca tuvieron ánimo de acuerdos, señaló el ex vicepresidente de la Comisión de Expertos.

Republicanos nunca tuvieron ánimo de acuerdos

El también ex comisionado (Evópoli) critica duramente al Partido Republicano de José Antonio Kast.

Tuvieron «una estrategia adversarial que desechó un espacio para la tregua», aseguró Sebastián Soto en La Tercera.

También plantea que la izquierda no buscó un entendimiento y hace una autocrítica a su propia coalición, Chile Vamos:

«Fuimos condescendientes»

«Quizá tampoco teníamos toda la convicción necesaria», reconoció.

Soto ya había advertido durante el proceso: “El plebiscito de diciembre no se va a ganar con confrontación, polarización y con la lógica amigo/enemigo.

Soy de los que creen que el plebiscito de diciembre solo podrá ganarse si hay un pacto político…”, dijo en septiembre pasado.

Igualmente en esa intervención, añadió que algunas normas del texto le “despertaban la ira”.

Una contradicción vital

A pesar de ello, votó «A favor» el 17/12″. El abogado y académico de la UC revisa los factores que hicieron fracasar el segundo proceso.

Ahí apunta sobre todo a una “estrategia de confrontación” que aplicaron tanto los republicanos como las fuerzas de izquierda.

Eso sí, para Soto los primeros son “más responsables”, pues al ser mayoría tenían el mandato de “liderar el proceso”.

Le despertaba ira, pero votó a favor

«La columna vertebral del texto tenía elementos que yo suscribo intensamente, principalmente aquellos vinculados con el sistema político.

También tenía otros elementos que a mí me disgustaban, ya sea porque considero que eran artículos populistas o de una especificidad inadecuada para la Constitución.

Pero al final, en la globalidad, me parecía que lo leal y que una forma de resolver el problema constitucional era votando ‘A favor'», dijo.

Las razones del fracaso

«El texto tenía elementos positivos y negativos, y el contexto también.

Principalmente, pienso que se instaló en el Consejo un antagonismo, una lógica de la confrontación que, a mi juicio, fue un error muy clave como estrategia electoral, como camino constitucional y como decisión política.

La lógica de la confrontación se instala paulatinamente desde dos sectores.

Los lápices rojos

En primer lugar, la izquierda tuvo una retórica a favor de los acuerdos, pero un ánimo muy distante de ellos.

Por eso que llegó con el lápiz rojo a todas las mesas de negociación para dibujar líneas rojas en el texto de los expertos.

La estrategia de la confrontación fue una buena excusa que le dieron para abandonar paulatinamente un texto que les resultaba crecientemente incómodo».

Republicanos no tenía ánimo de lograr acuerdos

«Al Partido Republicano, que debía liderar el proceso, nunca le vi ni una retórica ni un ánimo a favor de los acuerdos. Tenían 22 de los 50 escaños, a mi juicio los hace más responsables.

Es importante hacer una autocrítica. Todos los sectores tenemos que hacerla. Hay que revisar los hechos y las estrategias planificadas desde el inicio. Cada sector tendrá que hacer lo suyo al respecto.

No estuve en el espacio donde se planificaron las estrategias republicanas, pero mi impresión es que tempranamente se instaló una lógica de la confrontación, un discurso antagonista y una crítica al acuerdo logrado en la Comisión Experta.

Más adelante, también se apreció en el ánimo al momento de negociar o de incluir ciertas cláusulas constitucionales que definitivamente impedían cualquier acuerdo transversal».

Lo que no debió estar en el proyecto Kast

«En la de contribuciones, en la especificidad excesiva en temas como libertad de enseñanza y derecho a la educación y, por cierto, en la cláusula vinculada con el aborto.

La izquierda sobredimensionó su efecto jurídico, pero nosotros, Chile Vamos, subvaloramos su efecto simbólico.

En esto hay cuatro derrotas, algunas que son positivas y otras negativas».

Los derrotados

«La primera derrota es la de la élite política que considero muy negativa, porque se muestra nuevamente incapaz de proponer un texto de consenso aceptado por la ciudadanía, que es lo que se buscó en el Acuerdo por la Paz y en el Acuerdo por Chile.

La segunda derrota, que miro con buenos ojos, es la de la izquierda, que viene predicando hace más de una década, sin pudor, que la Constitución es la causa de todos nuestros problemas y que la nueva Constitución es la solución.

Ese discurso abstracto fue derrotado.

La tercera derrota, la que me duele, que es de las derechas, es cuando absurdamente decidimos escribir o plebiscitar muchas de nuestras ideas más sentidas en un momento en que, a mi juicio, lo sensato hubiera sido un acuerdo más amplio.

La última derrota es la de la lógica de la confrontación, que por segunda vez pierde electoralmente.

La primera fue en la Convención y ahora es en el Consejo».

Se debió buscar un acuerdo amplio

«Muchos creemos que era un mejor camino intentar construir una cancha para la tregua.

En política hay ciertos espacios en los cuales tácitamente se ha acordado una tregua. Por ejemplo, relaciones internacionales.

Esto no quiere decir que en todo lo demás hay que mantener una lógica de consenso, porque en sociedades plurales como la nuestra tenemos muchas discrepancias, por lo tanto, la confrontación es casi inherente a la política.

En la discusión constitucional hacía mucho sentido fijar las bases de una tregua para construir una Constitución de consenso. Eso es lo que, desafortunadamente, no se logró».

Las «ideas sentidas dela derecha»

«El error cometido fue similar al que Baradit narró de lo ocurrido en la Convención.

Él cuenta en su libro que la Convención pensó que se iban a dar vuelta a las encuestas cuando se incluyeran ciertos temas muy sentidos por la ciudadanía, como los derechos sociales.

Se pensó que el plebiscito giraba principalmente en torno al contenido del texto.

Desafortunadamente, en nuestro caso nos pasó algo similar, puesto que incluimos cláusulas con las que puedo coincidir en lo sustantivo, pero que rompieron la posibilidad de generar un acuerdo.

Por ejemplo, las cláusulas vinculadas con la libertad de enseñanza y educación, o con la potestad tributaria y sancionadora del Estado.

Y así otras que pensamos podían cambiar el resultado de las encuestas, cuando ya sabíamos que la ciudadanía no vota tanto por un texto como por un contexto.

No nos preocupamos tanto del contexto

Se optó por la lógica de la confrontación, se optó por el mismo error que cometió Fernando Atria al inicio de la Convención, que fue decir que bastaban los 2/3 para conseguir un texto de consenso.

A mi juicio, la mejor fórmula, que definitivamente no era un seguro ni garantizaba el éxito, era intentar un acuerdo que convocara, no que excluyera.

Un acuerdo político hubiera matizado la incertidumbre propia de un texto constitucional, hubiera reducido la tergiversación del texto».

«Vagón de cola»

«Fuimos (Chile Vamos) condescendientes con la estrategia republicana. Lo fuimos porque no teníamos la fuerza electoral interna.

Quizá tampoco teníamos toda la convicción necesaria. Tenemos que sacar lecciones de ello.

Si uno hace historia, hubo algunos momentos en que pudo haberse actuado de modo distinto, como en la primera negociación de enmiendas.

Posiblemente el mejor camino hubiera sido una conversación tripartita con la centroizquierda y no una negociación exclusivamente entre Chile Vamos y republicanos».

«Eso nos hubiera permitido dividir a la izquierda»

«Hay que ser muy claros en eso: la izquierda tenía a su facción antagonista representada principalmente por el Partido Comunista, y tenía a su facción acuerdista, representada por las fuerzas de centroizquierda y por el PS.

En una mesa tripartita hubiera sido posible mostrar con mucha más claridad esa grieta que los dividía.

Todos tenemos que hacer una autocrítica pública y privada. Es parte de la necesaria humildad con que se deben recibir las derrotas.

Ellos plantean que les faltó tiempo. El asesor jefe de los consejeros republicanos, Jorge Barrera, dijo que un reemplazo total de la Constitución es imposible mediante un consenso».

«Hay que tomarse en serio la derrota»

«Porque de lo contrario no vamos a ser capaces de comprender su magnitud. Es importante hacerlo para entender lo que nos divide al interior de las derechas.

Si sólo fue cuestión de tiempo, no estamos encontrando la esencia del problema. La lógica adversarial puede ser una estrategia electoral, pero nunca será una estrategia exitosa para la gobernabilidad.

Si las derechas quieren ofrecer gobernabilidad deben abandonar esa lógica en muchas de las discusiones políticas.

 

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