«Yo pienso que no hemos para nada dilatado la tramitación, lo que queda es ponerlo en tabla, llamar a alegato y que quede en estado de resolverse», dijo la presidenta del Tribunal Constitucional (TC), Daniela Marzi, respecto de la decisión de no recibir a prueba la causa donde se solicita la destitución de la senadora Isabel Allende por la fallida venta de la casa del expresidente Salvador Allende.
Aclaró que fue “porque todos los integrantes del pleno llegamos a la conclusión que ambas partes contaban la misma historia”.
Agregó que “nosotros hemos hecho todo lo posible porque todo esto sea visto por el Pleno completo, lo que implica coordinar agendas, además con las otras causas que nosotros tenemos y de requerimiento de inaplicabilidad, controles preventivos que hemos tenido muchos esta semana».
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En conversación con Radio ADN explicó que el TC se encuentra discutiendo la causa “presentada por los parlamentarios en relación con la senadora, quienes incurrieron a una causal de inhabilidad que produzca el cese en su cargo”.
“La causal de inhabilidad que ellos nos trajeron es el haber celebrado contratos con el Estado”, recordó.
“Respecto a la calidad de senadora, si es que se había ido a una notaría o cosas de ese orden, tampoco había discusión, y lo que queda es la interpretación jurídica que cada parte da, sobre si se ha celebrado o no un contrato que produzca los efectos de la causal”, explicó.
Añadió que “el margen de interpretación existe porque las partes trajeron sus argumentos jurídicos, según su interpretación”.
CONSTITUCIÓN DE 1980
La presidenta del Tribunal Constitucional (TC), Daniela Marzi, también se refirió a la Constitución de 1980, promulgada durante la dictadura de Augusto Pinochet.
A su juicio, los dos procesos constituyentes que fracasaron en su intento de instalar una nueva Carta Magna consolidaron su legitimidad.
En todo caso, Marzi aclaró que la huella de Pinochet en la Constitución no es un tema que se converse en el TC.
“Además, la reforma que tuvo hace 20 años, me parece que deja un poco atrás esa idea. Venimos de dos procesos constitucionales en que la ciudadanía se pronunció en plebiscitos con voto obligatorio, y finalmente esto es lo que quedó. Entonces, a mí me parece que no es tan fácil decir: esta es la Constitución de 1980″.
“Yo creo que después de los procesos constitucionales hay una legitimidad que ha adquirido, porque era evidente que la alternativa a las dos propuestas era lo existente”, añadió.