El presidente del Senado, Manuel José Ossandón, abrió un conflicto político-laboral al impulsar un borrador de proyecto para regular los llamados “supersueldos” del Congreso. Su propuesta busca ajustar las remuneraciones de los funcionarios legislativos, pero los trabajadores denuncian que el senador ha comunicado la iniciativa de manera “despreciativa” y que ha instalado un cuestionamiento injusto a su labor.
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Clara Moya y Luis Rubio, presidenta y secretario de la Asociación de Técnicos y Funcionarios del Senado, afirmaron en El Mercurio que Ossandón ha mostrado un trato “poco respetuoso” y que el debate público sobre sus sueldos ha generado un fuerte malestar interno.
Ossandón rechazó las acusaciones y defendió su postura. “Nunca he sido irrespetuoso. Esto es constructivo y ellos debieran sumarse. Si dicen que los he ofendido, que me digan cuándo”.
La polémica surgió a partir de un informe elaborado por el propio equipo del senador, el cual reveló que 181 funcionarios del Congreso ganan más que el Presidente de la República. El documento detalla que el funcionario con mayor remuneración en la Cámara de Diputados recibe 18,5 millones de pesos brutos, mientras que uno del Senado alcanza los 16 millones brutos
El borrador plantea tres ejes:
- Actualizar la escala salarial.
- No reducir de inmediato asignaciones actuales.
- Exigir que toda remuneración extra pase por una ley explícita.
Para expertos en transparencia, la discusión es necesaria. El abogado Marcelo Drago sostuvo que normalizar los sueldos con los estándares de la administración pública “tiene fundamento y debe atenderse”.
Sin embargo, los trabajadores advierten que reducir incentivos podría abrir espacio para malas prácticas. Ante eso, el expresidente del Consejo para la Transparencia, Francisco Leturia, fue tajante. “Si alguien necesita ganar más que el Presidente para no corromperse, debería ser removido. ¿Qué queda entonces para el 99,9% de los chilenos que gana menos?”
Mientras Ossandón insiste en ordenar el sistema salarial, los funcionarios exigen respeto en el proceso. La discusión se ha convertido menos en una diferencia técnica sobre remuneraciones, y más en un debate sobre cómo se gestiona el cambio dentro del propio Congreso.






