Un ejemplo de gobernabilidad reforzada Por Víctor Maldonado R.
Está pasando algo extraordinario y digno de reconocimiento.
La agenda de seguridad concordada entre gobierno y oposición está saliendo adelante, incluyendo ahora sus proyectos más difíciles.
Si hace un tiempo se les preguntaba a los protagonistas de la iniciativa, de derecha y gobierno, si creían posible sacar adelante el Ministerio de Seguridad, la ley antiterrorista y, próximamente, lo referido a inteligencia, habrían coincidido en lo improbable de su ocurrencia.
Son los proyectos más difíciles, complejos, amplios y controvertidos.
Por eso es tan importante su aprobación y el reconocimiento de sus autores, dentro de los cuales destacan Carolina Tohá y los líderes de la oposición en el Senado.
El éxito no ha sido producto del azar, sino del haber encontrado una fórmula que permite sortear los escollos que han impedido la aprobación, hasta ahora, de proyectos de esta envergadura.
Vale la pena destacarlo.
Por el lado del oficialismo, el mayor obstáculo ha consistido siempre en las diferencias al interior de las coaliciones que lo respaldan.
A la fecha eso había actuado como un freno que deja al gobierno en la imposibilidad de avanzar.
Por el lado de la oposición, la resistencia ha estado puesta por quienes consideran que la aprobación de cualquier proyecto oficialista favorece al gobierno de Boric y ese solo hecho hace indeseable que tenga éxito.
Por fin se dieron cuenta
Son dos obstáculos con motivaciones distintas, pero que han conspirado para que no se llegara antes a buen puerto.
Lo que ha permitido superar las vallas, por el lado de la oposición, es el convencimiento de los principales líderes de Chile Vamos de que es absurdo evitar avances que podrán tener su concreción durante el próximo gobierno al que tienen la primera opción de ganar.
Es decir, la centroderecha llegó al convencimiento de que hacerse oposición a sí misma no era señal de excesiva inteligencia.
Pero también se ha logrado superar el obstáculo mayor por el lado del oficialismo.
El logro más notable de la ministra Tohá ha consistido en asumir un grado aceptable de tolerancia con las diferencias internas en el oficialismo.
El procedimiento usado parte por conversar entre los cercanos para conseguir los mayores acuerdos, identificando las diferencias, pero sin por ello detenerse.
Son los acuerdos los que se llevan a negociación con la derecha y se adicionan sus aportes y puntos de vista que no resultan ser contradictorios con lo central de la propuesta de La Moneda.
El proyecto queda distinto, pero potenciado.
Como nunca hay un completo acuerdo simultáneo en los dos lados, se dirime haciendo uso de la mayoría transversal que se ha ido ganando en todo el proceso.
Las voces disidentes son escuchadas, pero no se les otorga la capacidad de veto que evita que un adelanto institucional logre concretarse.
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Esta forma de proceder, que combina mayorías internas de coalición con mayorías entre coaliciones.
También impide que sea cualquier minoría o la suma de minorías polarizadas las que se impongan por sobre un consenso amplio.
Este debiera ser el modo habitual de funcionamiento en nuestra democracia y no solo un feliz paréntesis constructivo.
