Sí, las elecciones municipales son el domingo 27 de octubre, pero eso no ha evitado que desde ya, se escuchen voces que aspiran a mantener, u obtener el título de alcalde. En ese contexto, y con el antecedente de Cathy Barriga, Víctor Torrealba, José Luis Yáñez y Nora Cuevas -por nombrar algunos-, es importante cuestionarse cómo debería ser de ahora en adelante la fiscalización municipal.
En conversación con Está Pasando, el exsecretario ejecutivo de la Asociación Chilena de Municipalidades -1999 a 2001- y otrora jefe de la División de Municipalidades de la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo -2002-, Víctor Maldonado, resolvió parte de esa pregunta y más.
UNA GRAN DIFERENCIA DE PODER
Si bien reconoce que hay bastantes desafíos en el ámbito de fiscalización municipal, “tengo la idea de que se ha avanzado mucho y se ha colaborado mucho con el Legislativo y el Ejecutivo en la preparación de leyes de transparencia y probidad”.
En ese sentido, cree que la Asociación Chilena de Municipalidades (ACHM), ha ido a la par de aquello, ya que no es una organización “de protección de pares para que hagan lo que quieran, sino que se ha estado siempre del lado de los avances legislativos”.
“Creo que eso hay que continuarlo, pero no es una innovación hacer, sino que es una línea de continuidad”, afirma.
Ahora, sobre los problemas y con ello los desafíos, opina que lo “más difícil”, sería “modificar de alguna manera el tipo de estructura municipal que tenemos en Chile”. Ya que la estructura, “marca una diferencia de poder demasiado acentuada entre alcalde y concejales”.
“Y esa desproporción hace más propensa la acumulación de poder”, explica. Luego, añade que podría ser esa la razón de los “focos” de corrupción que van apareciendo.
TRABAJO DE VARIAS ARISTAS
Pero no basta sólo con disminuir la brecha de poder entre alcaldes y concejales, hay que tomar el tema de la fiscalización municipal como un conjunto que merece trabajo en diversas aristas.
Por ejemplo, “no se pueden tomar iniciativas en probidad como si no tuvieran nada que ver con el conjunto del proceso de descentralización”, explica Víctor Maldonado.
A su vez, la descentralización también tiene otras aristas como “el fortalecimiento institucional”, la “participación de la comunidad para acercarse a las administraciones” y la “vinculación con una ciudadanía cada vez más formada e informada”.
En ese último punto Maldonado se detiene y la califica como “tal vez la más fuerte”. Ya que “los que terminan al final denunciando problemas no son las mismas autoridades, sino que suelen ser la gente informada. Así que esa es su mayor protección”.
Los partidos políticos son otra arista de trabajo para mejorar la fiscalización municipal. Para explicar este punto, el exsecretario de la ACHM, recordó el caso del exedil de Vitacura, Raúl Torrealba.
“Yo conocí a Torrealba cuando se formó la ACHM”, rememora. Allí, el edil dio cuenta de que “era un ejemplo”, un “lider que dirigió a la derecha completa con su prestigio”. Pero “fue tantas veces alcalde… fue tanto el poder que acumuló”.
“Con el ejercicio continuo del poder, ya no se distingue el bolsillo privado del bolsillo público”, comenta el sociólogo experto en ciencias políticas. Y “eso fue lo que le pasó a Torrealba”. Fue finalmente algo que ejemplificó que “uno de los buenos, de los guías, se puede malear”.
“Los partidos suelen no fiscalizar a los buenos y los buenos no tienen garantía eterna de ser buenos”, concluye Maldonado.
DECLARARNOS PROPENSOS A LA CORRUPCIÓN
Sí, los problemas en corrupción municipal -y otros organismos estatales- son varios, y para resolverlos bien habrá que hacer harto. Sin embargo, nada de ello podrá avanzar realmente si es que no “nos declaramos propensos a enfermedades críticas”, es decir, a la corrupción misma, señala Víctor Maldonado.
“Nosotros veníamos de un Chile que se consideraba una excepción en América Latina”, rememora. Pero, “el problema que tenemos hoy día, es un tema internacional, de forma que se borraron las fronteras porque se borraron las distancias”.
Ya no somos una excepción y debemos hacernos cargo reconociendo en primera instancia aquello. “Porque si nos declaramos propensos para tener problemas éticos, entonces usamos el tratamiento de buscar la vacuna. Porque no hay búsqueda de vacuna si no sabe que está enfermo”, indica.
Una vez reconocido la presencia de faltas al deber ético y probo “los tenemos que recuperar”. Para ello, Maldonado sugiere una escuela de probidad en la que se asocien todas las aristas involucradas. “Siguiendo la secuencia de lo que hemos hecho en legislación para ponernos al día. En unión a los gobiernos y a las principales alianzas políticas para protegerse de las malas fuentes que la contaminan”, señala.
Luego continúa, incluyendo también a “las organizaciones sociales dedicadas a velar por la probidad”. Porque “tenemos que hacer un circuito y ese circuito implica constantes contactos institucionales cotidianos de protección”.
A ese circuito, debe agregarse la prensa: “Las escuelas de periodismo no pueden ser flojas en la formación ética de los de los que tienen que ser los ojos y oídos de la de la probidad”.
Finalmente, Maldonado cierra invitando a cuestionarse:
«A mí lo que me preocupa de verdad, es que haya tan poco pesquisa por parte de quienes debieran defendernos. Por ejemplo, cae Las Condes, cae Vitacura, pero es como que la noticia de Las Condes no tuviera nada que ver con Vitacura o nada que ver con el resto. Es como si los casos de corrupción fueran personales, propios y aislados.
¿Pero cómo va a ser eso?».
