Política

Politzer: critica falta de empatía de Boric con la comunidad judía

Mario López M. Periodista

Miedo. Eso es lo que siente la comunidad judía chilena y lo que no ve nuestro presidente. Miedo

Politzer: critica falta de empatía de Boric con la comunidad judía. «No calibra nuestro miedo”

La periodista y exconvencional, también habla del fracaso del primer intento constitucional (“me deprimí”, asegura).

En una extensa entrevista en El País, aborda diversos temas, donde su identidad judía no está ausente. Tampoco el lamento.

Su historia habla de una hermana asesinada por los nazis. Como judía de izquierda, critica la posición del Gobierno frente a la guerra entre Israel y Gaza.

La dura derrota de la convencional Politzer

«Fue una tremenda experiencia y no me arrepiento ni un segundo de haber estado ahí, a pesar del fracaso final que fue un golpe durísimo durísimo.

Es que podía no ganarse el plebiscito, pero no imaginamos que se perdiera en esa dimensión. Fue terrible.

Aún así, no me arrepiento absolutamente para nada. Fue una experiencia muy enriquecedora: pude observar la profunda crisis política que vive el país».

Una profunda crisis

«Es tan profunda, que nunca hubo realmente diálogo, porque no les creían los unos a los otros.

Y ahí hubo una falla muy profunda de la izquierda: cuando comenzó la convención había un grupo de derecha muy dispuesto al diálogo y se le cerró la puerta.

Nadie quiso conversar con la derecha, por más esfuerzos que algunos hicimos», asegura.

No pudieron contra la extrema izquierda

Politzer se identifica con la centroizquierda moderada, por cierto. Frente al extremo de izquierda que era mayoritario en la Convención, nada pudo hacer.

«Como personas aisladas era imposible hacer más de lo que hicimos», reconoce.

«Me deprimí. Fue un golpe muy fuerte, perdí toda mi energía, que es mucha. Trabajamos 24/7 durante un año, de sol a sol.

Fue un gran desgaste físico y psicológico: sentí que habíamos perdido una oportunidad enorme y eso me dejó muy mal.

Alejada del periodismo político

No me dieron ganas de volver de inmediato al periodismo. Lo que vino después [el segundo intento de cambiar la Constitución, esta vez por una convención dominada por las derechas] era como el reverso de la moneda.

No me entusiasmaba lo que estaba pasando en la política. Y como siempre he sido periodista política, no tuve ganas de volver», confiesa.

Hoy se declara alejada del periodismo político, más cercana a desarrollar otras de sus pasiones, como la pintura.

No solo de izquierda, también judía

Recuerda que «Mi padre venía de Checoslovaquia y llegó a Chile en uno de los últimos barcos que salió de Europa antes que estallara la guerra.

Mi madre viene de Hungría. Ella llegó antes, el año 33, a los 13 años, porque mi abuelo, que era un comerciante en Budapest, quebró a raíz de la crisis del 29. Se fue quedando y poco a poco juntó plata para traer a la familia y esto coincidió con que en Europa empezó a cundir el nazismo».

Relata Politzer que su «familia era una familia judía cultural, no religiosa. Mis padres eran ateos, completamente ateos.

Una «persona universal»

De esa nueva generación que empezaba a surgir en Europa a fines del siglo XIX, personas que querían ser reconocidas como ciudadanos del mundo, que querían integrarse.

De hecho, cuando yo llegué a la edad escolar, mis padres no me matricularon en el Instituto Hebreo, sino en la Alianza Francesa, porque no querían que yo creciera dentro de una comunidad cerrada, sino que fuera una persona universal.

El contenido de mi leche materna fue el pluralismo, la tolerancia, la justicia social. Básicamente, los valores humanistas que, a mi juicio, son los mismos valores del judaísmo.

¿Activista judía?

«Mi identidad está completamente vinculada a mis ancestros judíos y a mi cultura judía y me reconozco como judía, siempre.

De hecho, tengo dos hijas con dos maridos no judíos, que yo no las hubiera tenido si ellos no hubieran aceptado que ellas se criaran en la conciencia de pertenecer al pueblo judío.

Mi familia era culturalmente judía, aunque lo único que se seguía desde el punto de vista religioso era el ayuno de Yom Kipur, lo más importante de la religión judía, el día del perdón. Yo ayuno desde que tengo recuerdos».

La marcó el 7 de octubre

Reconoce que «nunca antes había sido una voz o activista de esta causa. Pero para mí, el 7 de octubre de 2023, con la irrupción de las milicias de Hamás en Israel, fue un terremoto grado 10.

Es la primera vez en mi vida –más allá de todos los horrores y las dificultades que uno tiene en la vida, más allá de haber vivido la dictadura de Pinochet que fue horrenda– que siento que el piso se me mueve y no tengo cimientos.

Israel para los judíos es garantía de seguridad. Como judía, puedo vivir como se me antoje gracias a que existe el Estado de Israel.

Por primera vez sentí la fragilidad de ser judía

Israel se creó, precisamente, para evitar los pogromos y que nunca más alguien se sintiera con el derecho de entrar a una comunidad judía a matar, robar, hacer lo que quisiera.

Sin embargo, esto fue exactamente lo que pasó el 7 de octubre.

Los terroristas de Hamas entraron a Israel y llevaron a cabo un pogromo: mataron, asesinaron, carbonizaron personas, torturaron hijos delante de los padres y padres delante de los hijos.

Entonces ¿Qué pasa con la seguridad de los judíos? Soy una persona distinta a partir del 7 de octubre. Esa es la profundidad que tiene lo que pasó».

Contraria a Netanyahu

«Soy completamente contraria al gobierno de Netanyahu. Un gobierno de ultraderecha y ultra religioso. Creo que es el peor gobierno, por lejos, que ha tenido Israel.

Y si bien Israel tiene todo el derecho a defenderse frente a un acto como este, este gobierno lo ha hecho muy mal.

Lo que está pasando en Gaza es terrible. Es un conflicto muy complejo. Hay que distinguir muy bien entre el gobierno de Israel, el Estado de Israel y el pueblo de Israel».

Le reconoce a Hamás haber logrado la unidad de Israel

«En este punto, Hamás ha sido muy exitoso logrando crear una sola unidad. Personalmente, estoy empeñada en mantener mi condición de sionista y de izquierda.

Sionista significa el derecho de Israel a existir, hay corrientes marxistas en el sionismo y también las hay de ultraderecha, como Netanyahu».

Asegura que se niega «a dejar de ser de izquierda, aunque la izquierda en el mundo trate a Israel como un paria. No voy a cambiar mis principios y espero convencer a quien pueda que es imposible ser de izquierda apoyando al terrorismo y a movimientos homofóbicos y patriarcales.

¿Cómo puede ser un acto de liberación nacional entrar a un país donde las personas están durmiendo y asesinar a sangre fría?

Ufanarse de estos crímenes horribles, de las violaciones, de carbonizar personas, de degollar, grabándolas para enorgullecerse ante el mundo. ¿Cómo se puede ser feminista avalando esto?», se pregunta.

Lo que le cuesta entender de la izquierda

«En otro ámbito, no me entra en la cabeza que la izquierda esté apoyando, por ejemplo, a Putin en su invasión a Ucrania. ¿Cómo es posible?

¿O alguien sigue creyendo que Putin es el secretario general de la Unión Soviética? Putin es simplemente un dictador fascista».

Las críticas a Boric

«Voté por Boric», parte aclarando en este tema. Sin embargo, no escabulle la crítica sobre la posición del presidente en el tema judío.

«Pareciera que el presidente no tiene conciencia de que en Chile existe una comunidad judía de apenas unas 20.000 personas y la comunidad palestina más grande del mundo fuera del Medio Oriente.

Él es el presidente de ambas comunidades y en ocasiones se le olvida su responsabilidad con la comunidad judía.

Más aún: en su reciente viaje a Alemania insistió en que Israel está cometiendo un acto de genocidio, cuando ni siquiera la Corte Internacional de Justicia dijo eso, sino que había que estudiar si habían indicios de genocidio. Decir eso en Alemania es muy fuerte para la comunidad que él tiene que proteger en Chile. Es muy grave, a mi juicio», sentencia.

Dos Estados

Cree que actualmente se ha alejado el gobierno de la línea histórica de Chile en esta materia: «La línea histórica es promover los dos Estados.

Estoy plenamente de acuerdo con eso: siempre he sido partidaria de los dos Estados, de la convivencia entre palestinos y judíos.

Cualquier otra cosa es un imposible.

Pero una cosa es ser partidario de eso y luchar en favor de ello, que me parece fundamental, y otra declarar que Israel es genocida. ¿Cómo estamos promoviendo la paz con eso? Estas declaraciones del presidente Boric no ayudan a la paz», agrega.

Desilusionada con Boric sobre este tema

«Por cierto. Quisiera que el presidente Boric tuviera más conciencia de lo que esto significa para los judíos en general y para la comunidad judía chilena en especial.

Es el primer presidente desde el retorno a la democracia en 1990 que no ha recibido a la comunidad judía desde que asumió.

Humillar al embajador de Israel al no recibirlo para presentar sus cartas credenciales, mucho antes de esta guerra, fue incomprensible.

Se ha desnivelado la cancha

Por otra parte, en Chile ha habido diversas acciones vandálicas después del 7 de octubre. Se han rayado sinagogas, se han cantado canciones nazis en la puerta de instituciones judías. No he escuchado ningún rechazo del presidente Boric a esos hechos antisemitas», afirma.

Acerca de los recientes hechos en la Universidad de Chile, donde en un determinado campus, el Juan Gómez Millas, los estudiantes le estaban marcando la mano a funcionarios y académicos para ingresar al recinto, Politzer señala:

«Escalofriante. Para mí, como judía, escalofriante. Recuerdo cuando de repente llegaba alguien a mi casa y tenía unos números marcados aquí, en el antebrazo. Como niña, me quedaba hipnotizada, me producía una desazón y una angustia muy grande. Marcar a las personas es realmente inaceptable».

La violencia en la redes sociales

«No me gusta, pero es lo que hay», asegura. «Nunca había recibido ataques como los que me llegan ahora en X.

Un día me acusan de asesina, otro de genocida, de que me saqué la máscara. Es horrendo. Sin embargo, le afecta más a mi familia que a mí, porque tengo muy claro que son grupos pequeños.

La mayoría son muy ignorantes de lo que ocurre. Es por eso que me preocupa la falta empatía del presidente Boric con la comunidad judía, porque no calibra nuestro miedo».

Politzer critica falta de empatía de Boric

«Desde el 7 de octubre uso todos los días una cadenita con una estrella de David en el cuello. No me la he sacado nunca más. Es parte de mi identidad.

Las pocas personas que se me han acercado para comentarlo, en la calle, en un ascensor, todas han sido judíos o judías para felicitarme porque la estoy usando.

Porque ellos hoy no se atreven. Eso es lo que siente la comunidad judía chilena y lo que no ve nuestro presidente. Miedo», remató a El País.

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