Nacional y economía

Recordemos por qué están ahí las graderías del Estadio Nacional

Antonia Mundaca

Recordemos por qué están ahí las graderías del Estadio Nacional.
Si alguna vez en un concierto, o un partido de fútbol, viste una de las graderías del Estadio Nacional vacías, es porque hace 50 años allí se torturó y desapareció a compatriotas.

Allí, desde donde hombres hicieron con cartones improvisados juegos de dominó, y gritaron gol cada vez que el jardinero pasaba su máquina de cortar pasto  por los arcos que en algún momento vieron fútbol y no a prisioneros políticos de la Dictadura cívico militar de Augusto Pinochet. Allí, los barristas de Colo Colo entraron y destrozaron los tablones de las graderías del Estadio Nacional. 

El mismo espacio que se está preparando para recibir a Los Bunkers y Luis Miguel, y que albergó al evento deportivo más grande de la historia de Chile durante Santiago 2023, fue  el centro más grande de detención del país entre septiembre y noviembre del año 1973. 

Paralelamente, es el mismo espacio que el pasado domingo 11 de febrero, vio la peor cara del fútbol, cuando hinchas provocaron daños que el Instituto Nacional del Deporte cifró en $102.501.171.

Estamos hablando del Estadio Nacional, un lugar de festejos e historia, que alberga siete sitios de memoria, entre ellos las Graderías de la Dignidad. 

LAS GRADERÍAS DEL ESTADIO NACIONAL

Según el Presidente de la Corporación Estadio Nacional Memoria Nacional Ex Prisioneros Políticos, Marcelo Acevedo, “la importancia de las graderías de la dignidad como se llaman, por supuesto que tiene una importancia más allá de lo material, o del vestigio histórico que pueda tener en sí mismas”. 

Porque no es sólo que estén intactas -o lo estaban antes de los destrozos de los barristas-, desde el año 1973, es que “ además se mantiene vacía en todos los eventos deportivos y en todos los eventos”. 

Un vacío que simboliza “la ausencia de aquellos que ya no están, de aquellos desaparecidos, de aquellos ejecutados políticos, pero también de aquellos prisioneros que en alguna oportunidad estuvieron en esos tablones  y sufrieron violaciones a los Derechos Humanos”, explica Acevedo. 

Porque no hay que olvidar, que desde esas graderías del Estadio Nacional, y por altoparlante, el suboficial Oziel Severino, instalado en la oficina de inteligencia del segundo piso, llamaba a quienes serían protagonistas de tortuosos interrogatorios. 

“Las personas nombradas, tras una angustiosa espera, debían bajar al disco negro ubicado en la pista de ceniza para partir a su interrogatorio en grupos, ya sea al segundo piso o al velódromo”, relatan desde la Corporación.

De esos interrogatorios, los prisioneros políticos volvían cojeando, amoratados, malheridos, apoyados a duras penas de un compañero.  “Algunos regresaban en camillas improvisadas con frazadas, llevados por aquellos que habían sufrido ‘menos violencia’”. 

Otros no llegaban.

LA CONVIVENCIA DEL FESTEJO Y LA MEMORIA

Con el peso de la historia que cargan no sólo las graderías del Estadio Nacional, sino el recinto completo, “muchas veces me han preguntado si a caso no sería mejor que el Estadio Nacional completo sea un espacio de memoria, y se transformara en el principal hito o espacio de memoria de país y en realidad, yo veo la realidad que hay”, señala el presidente de la Corporación, Marcelo Acevedo. 

El Estadio Nacional tiene un funcionamiento que involucra que la gente grite gol con alegría y salte mientras corea a todo pulmón las canciones de su artista favorito, y “por eso están las graderías y es importante cuidarlas”. 

Porque con esos conciertos y eventos deportivos, las personas “pueden  ver esas graderías y a lo menos preguntarse ‘por qué están ahí’. Decir, ‘qué pasó ahí’ o ‘por qué está eso ahí’ y poder investigar”.

“Entonces, yo quiero pretender que efectivamente, el Estadio Nacional, con funcionamiento, con la sola presencia de los sitios de memoria, y con la sola presencia de lo que es más patente, las graderías, permita llegar a ese público que nosotros como sitio de memoria completo no podemos llegar”, explica Acevedo. 

“Yo lo miro con esa perspectiva, más que demonizar que se hagan festejos, porque es la realidad que hay”, sentencia. 

FESTEJOS, NO DESTROZOS

Pero los festejos son una cosa, y el vandalismo y destrozos son algo muy distinto. A todas luces, lo que se vivió el 11 de febrero fueron actos de vandalismo que no sólo suspendieron un partido de la Supercopa, sino que generaron daños materiales que suman más de $100 millones. 

300 butacas afectadas por fuego y roturas, 100 metros cuadrados de pista atléticas quemados, 25 metros cuadrados de rejas perimetrales afectadas y dos tablones de la escotilla 8 dañados.

Frente a ello, la Corporación publicó el siguiente comunicado

“Como Sitios de Memoria del Estadio Nacional, condenamos la violencia irracional y nos preocupa la profanación de la memoria y el dolor de víctimas y también sus familiares, quienes sufrieron el dolor de la dictadura civil y militar.

Lamentamos que los barristas de Colo Colo hayan traspasado los límites que tiene el memorial. Producto de ello, se hicieron destrozos en el memorial, los cuales son irremplazables. El valor patrimonial de los tablones y su conservación histórica no es reparable.

Es urgente reforzar los lazos con los hinchas de Colo Colo para que no vuelvan a ocurrir estos hechos y puedan respetar los Sitios de Memoria, que tan valiosos son para la ciudadanía”.

La corporación no sólo trabaja con exprisioneros, está compuesta por ellos y “por lo  tanto, nosotros recibimos de primera fuente dentro de la corporación los sentires y los dolores de todo tipo”, afirma Marcelo Acevedo.

Luego aclara que “más allá de la profanación de la memoria, es un dolor para ellos, porque al final, todos los sitios de memoria que hay en el estadio nacional, tienen un componente reparatorio para las víctimas, para los familiares que quedaron, para los mismos exprisioneros y prisioneras”. 

“Es  un componente reparatorio que les dice que no están olvidados, y que lo ocurrió ahí hace ya 50 años es un vestigio histórico para que no vuelva a ocurrir”, agrega. 

Por lo que los destrozos a las graderías del Estadio Nacional, son “un dolor que cala profundo”.

CONVERSACIONES CON LOS HINCHAS

Y para hacer frente a ese dolor causado por la falta de respeto a los torturados y detenidos desaparecidos,  “nosotros como Estadio Nacional sitio de memoria, hemos tenido conversaciones y vínculos con las barras, no solamente con la de Colo Colo sino con la de la Universidad de Chile, que son los dos equipos más importantes de Chile y que tienen más hinchas y que ocupan más el espacio”. 

Esas conversaciones, lamentablemente “se perdieron un poco con la pandemia y el estallido social, pero el vínculo siempre ha existido y con esto -los destrozos- ya retomamos y vamos a hacer un trabajo más potente con las barras,o con las hinchadas de todos los clubes para que efectivamente se proteja la memoria”. 

Porque “no sacamos nada con poner barreras ni cortabarreras al sitio si efectivamente los hinchas no cuidan al espacio, vamos a apuntar a eso siempre”, explica Marcelo Acevedo.

Pero, “más allá de una medida puntual por un hecho puntual, yo creo que hay que hilar un poco más fino y más profundo para poder lograr un cambio real en la sociedad”, acota. 

UN CAMBIO DE PENSAMIENTO ESTRUCTURAL

Para el Presidente de la Corporación, los cambios para evitar vandalismos y destrozos dentro de los sitios de memoria deben ser de carácter estructural.

 “No hay mejor medida que efectivamente hacer política pública, exigir al Estado de Chile que de una vez por todas, saque la ley de memoria, que los currículums escolares, tengan la memoria histórica y visiten los lugares de memoria dentro de su programación”, manifiesta. 

Luego complementa la  necesidad que hay de  “incluir profundamente el valor por la vida humana y el valor respecto a la promoción y protección de los derechos humanos como una figura principal, y también dar a conocer lo que ocurrió en 1973, sin dobles discursos y sin relativización. El componente verdad siempre es importante”.

Porque “cuando tú no partes con esa lógica a nivel de preescolar, escolar y adulto, y no le das la importancia que debería tener, no puedes tú pretender que la ciudadanía tenga una sensibilidad profunda respecto al tema”.

Ahora, “efectivamente uno podría tomar medidas de seguridad, aislar el codo, ese codo norte, poner más vallas papales”. Pero “eso lo que hace es alejar a las personas del sitio de memoria y yo creo que al contrario, hay que acercarlas”. 

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