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Presidenta de la Confederación Internacional de Matronas, Sandra Oyarzo: “Que cada nacimiento cambie el mundo”

Antonia Mundaca

Cada 31 de agosto se celebra el Día Mundial de la Obstetricia y la Embarazada. Una jornada especial que homenajea a las matronas que, como Sandra Oyarzo, fijan sus sueños en los niños y niñas que nacen cada día.

En pocas palabras, un parto es “una cosa emocionante”. Así lo ve Sandra Oyarzo, matrona de hace más de 30 años y Presidenta de la Confederación Internacional de Matronas del trienio 2023-2026.

El primer parto de Oyarzo sigue vívido en su memoria: “fue un niño”, recuerda emocionada y entre risas. La mujer estaba con unos ojos muy abiertos, algo asustada, “porque en ese tiempo era muy distinta la forma de atender”, justifica la matrona.

Acompañar a la mujer ese día, calmarla y entregarle la atención que sólo aquel que estudia para estar en el mundo de la matronería, entiende; le cambiaron la vida a Sandra Oyarzo para siempre: “Ver esa luz en ella, esa sensación de tranquilidad”.

El niño que ese día nació, hizo caer en las mejillas de Sandra lágrimas que al día de hoy recuerda con mucho cariño. El llanto de ese niño le invadió el alma y el corazón “y desde ahí no he dejado de pensar en eso”.

Cual efecto mariposa, ese primer parto que asistió Oyarzo, movió su vida. Cada día le recuerda lo frágil y fuertes que son las mujeres “y cuánto le debemos”: protección, la posibilidad de vivir y pensar en el futuro de ella y de sus hijos.

 

UNA FILOSOFÍA DE VIDA
Con el tiempo la visión de Sandra se expandió. La filosofía de vida detrás de la matronería la invadió y le hizo dar cuenta que ser matrona significa el resguardo de los derechos sexuales y reproductivos, desde una mirada transversal y completa.

Ser matrona es “acompañar a la mujer y su familia en todo su proceso de vida en el área de la salud sexual y reproductiva”. Es estar siempre ahí “porque uno está en los espacios de la comunidad también”.

Ser matrona es estar cuando la mujer se embaraza y cuando el niño nace. Cuando ella elige su método anticonceptivo y cuando vive su sexualidad; cuando pierde a un hijo que quería tener y cuando “en aquellos años uno tenía que acompañar el embarazo de un niño que venía con malformaciones múltiples».  Ser matrona es estar cuando la mujer toma control y desea interrumpir su embarazo; cuando enfrenta a un cáncer del área ginecológica y cuando contrae una ITS.

La matronería en Chile cumple 189 años haciendo todo eso y más. Es una profesión que desde que llegó en manos de la doctora Cora Mayers, ha abarcado todo el territorio nacional: “Desde Arica hasta la Antártica”.

Sandra Oyarzo ve a la matronería como un binomio que en términos simples se entiende como “mamá e hijo”. Entendiendo que aquello incluye a cada una de las conformaciones familiares que se dan hoy en día en el país. Porque ser matrona también “es estar ahí para la diversidad”.

“Ser matrona es muy fuerte; es un honor también”.

 

PRESIDENTA DE LA CONFEDERACIÓN INTERNACIONAL DE MATRONAS
Y un honor es “haber sido elegida por mis pares como presidenta mundial de las matronas”, responde Sandra Oyarzo sobre el rol que hoy posee: Es la primera latinoamericana en ostentar el cargo.

La Confederación Internacional de Matronas -ICM, por su nombre en inglés- , surge hace 100 años para fortalecer el trabajo que las obstetras llevaban realizando, en su lucha diaria por la salud sexual y reproductiva de las mujeres “que siempre es dejada a un lado”, critica Oyarzo.

100 años después, para Sandra la cosa no ha cambiado mucho. Es por ello que desde su rol como presidenta y en compañía con los otros miembros del directorio, esperan “llevar a la matronería a un paso más moderno”.

Ello implica, democratizar el conocimiento, generar nuevos dispositivos de aprendizaje, avanzar en la acreditación de más colegas, fortalecer el trabajo con las mujeres y dar cuenta de las brechas de género que existen en el área de la salud y en el mundo.

“Estamos atrasados como en 130 años. O sea, en 130 años más, no sé si a lo mejor tu nieta va a poder ver el cambio, ojalá que sí”, señala la presidenta. Para saldar ello, le parece necesario que las mujeres ostenten roles resolutivos: “en la fuerza de salud, un 80% son mujeres, pero solo un 20 o 25% de ellas están en cargos de toma de decisión”.

“¿Qué pasaría si hubiera más mujeres? ¿Sería diferente? ¿Se apurarían más y no perderíamos 130 años para que se acorten las brechas?”. Las preguntas quedan abiertas y a la espera de soluciones concretas que lleven no sólo a los mujeres a tomar las decisiones, sino también a los adolescentes, niños, adultos mayores, diversidades y a todos aquellos que sean “vulnerables” e “invisibles”.

“Mucho de esta profesión y de la Confederación es visibilizar a las poblaciones vulnerables”, poblaciones que también son conformadas por las mujeres. “Mayor acceso y reconocimiento”, el trienio de Sandra está por eso y «por hacer el cambio y que cada persona tenga su lugar y no se quede atrás”.

 

LAS SECUELAS DE LA PANDEMIA
“Lamentablemente no estamos bien”, diagnostica con un tono crítico Sandra. Para ella, Chile tuvo un repunte en términos de avance en salud sexual y reproductiva, pero luego de la pandemia esto se fue a pique y el día de hoy llena de incertidumbre.

La presidenta de la ICM, cree que el inicio de la pandemia generó un retroceso en el acceso a la salud sexual y reproductiva de las mujeres “porque obviamente no era lo que estaba puesto en primer lugar”.

Tampoco se puso en primer lugar a los trabajadores de la salud “sufrieron mucho y eso nosotros lo vivimos hasta el año pasado”. Técnicos y profesionales vivieron prácticamente encerrados en los hospitales intentando sacar adelante a sus familias, sobreviviendo a turnos extenuantes y con salarios “que no son los adecuados al sistema”.

“Hay muchas brechas que siguen quedando como es la brecha salarial y como es el reconocer que las mujeres tienen una calidad diferente al ser madres y cuidadoras”, como es el caso de muchas matronas y enfermeras que además son jefas de hogar “y eso no se visibiliza”.

El estado de Sandra Oyarzo post pandemia es de alerta “hay que estar atento porque parte de lo que ha pasado luego del Covid-19, es que los gobiernos no han invertido en las temáticas mujer ni la salud sexual y reproductiva”.

Otra de las secuelas que dejó la pandemia es el aumento en la mortalidad materna en nuestro país: “Nuestro país era un ejemplo en los países del mundo en temas de mortalidad materna”.

“Hay un retroceso, no ha habido un avance. Es muy triste, es súper triste”, lamenta.

 

ESPERANZAS PARA CHILE
“Afortunadamente somos un país democrático, así que las oportunidades para participar como sociedad civil, están”. Para Oyarzo, muchas oportunidades hay, pero “hay que tomarlas”.

El ejemplo más claro de una oportunidad que esperan tomar las matronas, es la nueva Constitución: “Si no nos invitan, buscaremos la forma de ser invitadas y de ser escuchadas”. Porque teme al retroceso “de las enmiendas que han instalado los sectores más conservadores” y sostiene con fe “que lo que hemos ganado no podemos perderlo”.

“Una vez que retrocedamos va a ser muy difícil avanzar nuevamente y no puede ser”.

Hay que demostrar que la salud sexual y reproductiva “es un derecho y es un derecho humano”. Para eso, Sandra hace un llamado a “mandatar a nuestro Estado para que invierta en salud”.
Que trabajen las comisiones en el parlamento y se aprueba la Guía Clínica del GES-86 para que de una vez por todas se tipifique “la defensa y cómo actuar frente a lo que es el abuso sexual de las mujeres”.

“Nuestro Presidente se comprometió, él tiene una agenda feminista fuerte. Hay que hacer el llamado nuevamente para que él interceda y escuche el clamor de las mujeres”. De las mujeres, los niños, las niñas y las adolescentes, los adultos mayores y las diversidades.

Que escuche a cada uno de esos bebés que paren las madres y que, como Sandra, “espere que cada nacimiento cambie el mundo. Que cambie para bien”.

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