En el marco de la Tercera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que se desarrolla en Niza (Francia), Chile anunció un paso decisivo en la protección de su patrimonio natural: la futura ampliación de dos de sus áreas marinas protegidas más importantes, los parques Juan Fernández y Nazca-Desventuradas.
La iniciativa permitirá que más del 50 % de la Zona Económica Exclusiva (ZEE) quede bajo alguna categoría de conservación ambiental.
La ministra de Medio Ambiente, Maisa Rojas, encabezó el anuncio y destacó la relevancia global de la medida. “Vamos a iniciar el trabajo para expandir las Áreas Marinas Protegidas de Juan Fernández y, con ello, vamos a llegar a más del 50 % de nuestra Zona Económica Exclusiva protegida bajo alguna figura de conservación”, afirmó la autoridad chilena.
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COMPROMISO CON EL MAR Y SU GENTE
La propuesta no nació en los despachos ministeriales, sino de la propia comunidad local. Habitantes del archipiélago Juan Fernández y de las islas Desventuradas llevan años promoviendo una mayor cobertura de conservación. Según el alcalde de Juan Fernández, Pablo Manríquez, esta medida “forma parte de una política de Estado que se ha ido dando desde hace 15 años”.
El Consejo Local del Mar, junto con organizaciones de pescadores artesanales, científicos y autoridades comunales, elaboró la propuesta que hoy impulsa el Gobierno. “Este es un trabajo del Consejo Local del Mar, que es respaldado por la comunidad insular”, recalcó el edil.
LEGADO DE GENERACIONES
La comunidad de Juan Fernández posee una larga tradición de pesca sustentable. Gricel Regina Recabarren, representante de las mujeres isleñas, recordó que “ellos determinaron tener normas de buenas prácticas: poner tallas mínimas, poder botar las langostas que tenían huevo, ocupar un solo arte de pesca para la langosta… Esas normas fueron adoptadas voluntariamente por la comunidad pesquera antes de que el Gobierno las propusiera como ley”.
Esa experiencia y compromiso comunitario se transformó en motor del cambio. El presidente del sindicato STIPA, Daniel González Aguirre, recalcó que la idea de proteger todo el entorno marino de los archipiélagos fue una propuesta inicial de las comunidades. “Jamás hemos bajado los brazos. Entonces, mi consejo a las comunidades que quieren proteger lo suyo es que sigan adelante, siempre con la ciencia como aliada”, expresó.
ECOSISTEMAS BAJO RESGUARDO
Los parques Juan Fernández (262.000 km²) y Nazca-Desventuradas (300.035 km²) conforman los dos ecosistemas marinos más amplios del país. Estas aguas albergan hábitats frágiles y rutas migratorias esenciales para especies como tiburones mako, atunes, langostas y mamíferos marinos endémicos.
La pesca del jurel y el atún, fundamentales para la economía nacional, también se beneficia de esta conservación, gracias al aumento de biomasa registrado tras la creación de estas áreas.
“Estas islas son oasis en el mar, lugares de alimentación y desove de especies endémicas, migratorias y de especies de interés pesquero como el atún y el jurel”, explicó Julio Chamorro, dirigente de la organización comunitaria funcional del Mar de Juan Fernández.
IMPACTO INTERNACIONAL
El proceso se enmarca dentro del Tratado de Alta Mar (BBNJ) promovido por la ONU, que por primera vez entrega herramientas legales para resguardar zonas más allá de las jurisdicciones nacionales. Esto abre la puerta para avanzar hacia un corredor biológico marino entre ambos parques, un objetivo largamente anhelado por las comunidades locales.
Desde la organización Blue Marine, su especialista en conservación, Max Bello, subrayó la importancia de cerrar zonas abiertas a actividades industriales. “Durante el Gobierno de Bachelet, quedaron unas zonas muy grandes que necesitaban ser cerradas porque se permiten actividades que son incompatibles en esta zona”, declaró.
