La Sociedad de Psiquiatría y Neurología de la Infancia y la Adolescencia (SOPNIA) reitera su llamado a priorizar la salud mental de niños, niñas y adolescentes, especialmente en el contexto del retorno a clases y los efectos persistentes de la pandemia.
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En el marco del reciente Día Mundial del Bienestar Mental para Adolescentes, conmemorado el pasado 2 de marzo, SOPNIA enfatiza la necesidad de un compromiso urgente de la sociedad para abordar la crisis de salud mental en niños, niñas y adolescentes.
AMBIENTES PROTECTORES
La estela de la pandemia y la ausencia de una ley de salud mental escolar que comprometa a los establecimientos a crear ambientes protectores y promotores del desarrollo socioemocional sano es uno de los problemas que detallan los especialistas de la sociedad científica.
«Estamos lejos de poder responder a las urgencias de salud mental y lograr un impacto significativo en términos de un mayor bienestar escolar», advierte Ricardo Musalem, psicólogo y coordinador del grupo de estudio de Salud Mental Escolar de Sopnia. Para el especialista, hay tres áreas extremadamente sensibles: «Además de una ley de salud mental y la necesidad de desarrollar un modelo de salud mental unificado, debemos trabajar sobre las habilidades socioemocionales y el bienestar psicológico de do9’centes y equipos directivos a cargo de gestionar la interacción y bienestar emocional de los estudiantes», manifestó.
FORTALECER LA SALUD MENTAL
Para SOPNIA, si bien valora el trabajo que se están llevando adelante en salud mental en el país, aún queda un largo tramo para fortalecer su capacidad de respuesta: «En Chile se vienen desarrollando varias iniciativas que favorecen la salud mental, por ejemplo, dentro del programa de reactivación educativa del gobierno, se le exige a los colegios a tener planes de salud mental escolar, el programa de habilidades para la vida y «A convivir se aprende», que está siendo aplicado en una parte importante del país, afirmó Musalem, planteando lo que aún está pendiente: «Debemos identificar los aspectos críticos que deben ser abordados por las intervenciones de apoyo y aprendizaje socioemocional, aquellos aspectos que al ser trabajados, tendrán un impacto significativo en la experiencia escolar, favoreciendo la motivación, la estabilidad emocional, la autoestima académica, la pertenencia y el compromiso escolar», manifestó.
Lo inmediato depara miles de familias en Chile es el inicio de las clases: «Para enfrentar el inicio de año escolar, hay 4 principios que nos pueden ayudar: el rol de los padres en pensar y adaptarse a rutinas, alimentación sana, sueño adecuado y gestionar el apropiado uso de las pantallas en cantidad de tiempo, horarios y contenidos», confirma el especialista, pero además, pide ir un poco más allá.
«Las habilidades sociales y emocionales son un factor crítico de la adaptación escolar. Los padres pueden ayudar a desarrollar en sus hijos habilidades como abrir conversaciones o manejar la ansiedad a través del ejemplo, del diálogo, de la conversación sana que permita un acompañamiento y apoyo emocional», concluyó.
