La mañana de este lunes, la capital despertó con una densa nubosidad a ras de suelo, la cual fue acompañada de un frío intenso. Esto se puede vincular a fenómenos típicos del otoño, como lo son la niebla y la neblina.
Cabe señalar que, pese a que muchos las usan como sinónimos, no significan exactamente lo mismo. De hecho, hay diferencias sutiles que no todos conocen.
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DIFERENCIA ENTRE NIEBLA Y NEBLINA
En simple, la diferencia entre niebla y neblina tiene relación con la distancia en que cada una permite ver. Concretamente, se define como niebla cuando la visibilidad es menor a 1.000 metros (1 kilómetro). Es densa y reduce mucho el campo visual, incluso afecta la conducción de vehículos.
El caso de la neblina es diferente. Debido a que sí permite mirar más allá de los 1.000 metros con mayor claridad. Pese a tener un aspecto brumoso, no llega a ocultar por completo los entornos.
Cabe precisar que también existe la bruma, la cual es otro fenómeno atmosférico que en apariencia es similar a los ya mencionados. Sin embargo, está compuesta principalmente por partículas secas muy pequeñas en suspensión, como polvo, sal marina, humo o contaminantes, que reducen la visibilidad, pero no saturan de humedad el aire.
Otro aspecto diferenciador es que no se siente húmeda ni forma gotas en superficies. Es más común en zonas costeras, por la sal, y en ciudades con mayores niveles de contaminación.
También puede tener un tono más amarillento o grisáceo, dependiendo de su composición, situándose como una especie de velo que opaca el horizonte.