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Daron Acemoğlu habla sobre el riesgo de la IA: concentración de poder y desigualdad

Javiera Sanzana

Acemoğlu
Foto: ABC
Acemoğlu critica el optimismo ingenuo que rodea el debate actual sobre la inteligencia artificial. A pesar de los argumentos de que los avances tecnológicos siempre benefician a la humanidad, él sostiene que esta idea es falsa.

En una entrevista realizada a Daron Acemoğlu por ABC se habla sobre el avance de la inteligencia artificial plantea importantes interrogantes sobre su impacto en el trabajo y la sociedad.

Daron Acemoğlu, destacado economista y Premio Fronteras del Conocimiento de la Fundación BBVA en 2017, ofrece su perspectiva en su reciente libro «Poder y progreso», coescrito con Simon Johnson.

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En esta obra, Acemoğlu examina la historia de la humanidad y su lucha por controlar la tecnología y distribuir la riqueza, reflexionando sobre cómo las grandes innovaciones a menudo han conducido a situaciones de miseria.

INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Acemoğlu critica el optimismo ingenuo que rodea el debate actual sobre la inteligencia artificial. A pesar de los argumentos de que los avances tecnológicos siempre benefician a la humanidad, él sostiene que esta idea es falsa.

A lo largo de la historia, las innovaciones han generado conflictos, con el control de los recursos y las oportunidades concentrado en manos de élites. Aunque los estándares de vida han mejorado, Acemoğlu advierte que este progreso ha sido desigual y que muchas dificultades han quedado en el olvido.

Utiliza ejemplos históricos, como los molinos de viento medievales, para ilustrar su punto. A pesar de ser una tecnología revolucionaria que transformó la agricultura, las condiciones de vida de los campesinos no mejoraron, ya que los terratenientes y la Iglesia monopolizaban los beneficios.

POTENCIAL ÚTIL

Este patrón de exclusión y concentración de poder, argumenta Acemoğlu, puede repetirse con la inteligencia artificial si no se regula adecuadamente.

El economista subraya que, aunque la inteligencia artificial puede ser extremadamente útil, especialmente para quienes realizan tareas intelectuales, es necesario prestar mucha más atención a sus consecuencias durante su desarrollo.

Advierte que, sin un cambio en las políticas que aborden la creciente desigualdad, la inteligencia artificial podría reforzar tendencias negativas y beneficiar solo a los más privilegiados.

INGRESOS

Acemoğlu menciona que, en Estados Unidos, los trabajadores sin formación superior han visto un retroceso en sus ingresos durante los últimos 40 años.

Este escenario, según él, podría intensificarse con la expansión de la inteligencia artificial, que ayudaría a los trabajadores más calificados y perjudicaría a la mayoría de la población.

Al hablar sobre Silicon Valley, Acemoğlu critica la noción del «valor para el accionista», que ha llevado a muchas empresas a reducir salarios mientras aumentan los dividendos. Esta filosofía empresarial ve a los empleados como meros costos en lugar de valiosos colaboradores, un enfoque que ha permeado más allá del sector tecnológico.

EVOLUCIÓN DE LA TECNOLOGÍA

El economista también se refiere a la evolución de la tecnología, que inicialmente prometía empoderar a los trabajadores, pero que, en cambio, ha sido utilizada para controlar a la fuerza laboral.

Con la creciente automatización de tareas, la visión predominante parece ser que los humanos son imperfectos y deben ser reemplazados o controlados por máquinas más eficientes.

Al comparar a empresarios tecnológicos como Mark Zuckerberg y Bill Gates con figuras históricas como John D. Rockefeller, Acemoğlu destaca que, aunque Rockefeller fue un innovador, también era un monopolista.

EMPRESAS TECNOLÓGICAS

Este paralelo sugiere que las empresas tecnológicas actuales, aunque avanzadas, a menudo carecen de un compromiso genuino con la innovación que beneficie a la sociedad en su conjunto.

Sobre la posibilidad de regular el sector tecnológico, Acemoğlu indica que se puede lograr un equilibrio. Sin embargo, critica a los políticos que, al ignorar la creciente desigualdad, perpetúan un modelo de mercado que minimiza la necesidad de compromisos sociales. Propone una revisión de los sistemas impositivos, que actualmente favorecen la automatización en lugar del trabajo humano.

Finalmente, Acemoğlu advierte que, si no se realizan cambios significativos, el futuro podría ser distópico, con una sociedad profundamente dividida en la que gran parte de la población se vuelva irrelevante. Asegura que es fundamental evitar este destino y fomentar un desarrollo tecnológico que priorice el bienestar de todos.

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