El Museo Mapuche de Cañete cuenta con gran cantidad de piezas que representan parte de la cultura de los primeros pueblos. Sin embargo, hay un espacio que nos muestra algo distinto y original; un mapa del Cono Sur sudamericano.
En ese espacio no están dibujadas las líneas fronterizas entre Chile y Argentina. Pero sí está la toponimia de los poblados.
Resulta alucinante ver los nombres en mapudungun; Neuquén, Bariloche, Cutralco, Lonquimay, Arauco, Cañete, Mamui Malal, entre muchos otros. Todos con una breve descripción de su significado en el lenguaje ancestral.
Como un ave fénix, el Museo Mapuche de Cañete, renació en 2010 lo que se materializó con nombre nuevo. Si bien antes, ya tenía una larga historia. La comunidad mapuche colindante no se identificaba plenamente con él ni con sus colecciones.
Por esto, el proceso de transformación iniciado por su directora Juana Paillalef Carinao en 2001. Posibilitó a la institución, no solo incorporar al pueblo mapuche en su relato museográfico, sino que también dar cuenta del patrimonio de ese pueblo indígena al resto de la región.
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El Museo Mapuche de Cañete representa un ejemplo en el que la institucionalidad cultural logra una relación estrecha con la comunidad donde se inserta. Representándola y dándola a conocer tanto entre mapuches, como en el resto de la sociedad.
El Museo Mapuche Ruka Kimvn Taiñ Volil Juan Cayupi Huechicura se ubica a tres kilómetros al sur de la comuna de Cañete en la Región del Biobío.
A su espalda, se encuentra la cordillera de la Costa, llamada Nahuelbuta (o Nawelbuta en mapudungun) y a 20 km hacia el oeste se encuentra el mar.
Más al sur está el Lago Lanalhue. Actualmente, en la comuna de Cañete existen al menos 18 comunidades mapuche reconocidas de manera formal por la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena —Conadi—, las que se involucran con la institución en distintos grados.
El Museo Mapuche de Cañete pertenece a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos e inició sus actividades en 1969, pero recién abrió sus puertas al público en 1977. Su historia se divide en dos etapas. La primera orientada a la preservación de los objetos patrimoniales de la cultura mapuche a través de la recolección, conservación y difusión de los mismos. Y una segunda etapa, más reciente, que pone el énfasis en promover el reconocimiento de la cultura mapuche por parte de esta comunidad y para el público general.