Curiosamente, la historia de Cristóbal Colón no terminó con la llegada de sus barcos al Nuevo Mundo en 1492, tampoco con su muerte en 1506.
En agosto de 1492, Colón zarpó con 90 hombres en tres carabelas: la Pinta, la Niña y la Santa María. Después de navegar rumbo al oeste durante cinco semanas, la expedición tocó tierra el 12 de octubre. Sin embargo, ni este viaje ha sido tan largo como el que le ha tocado vivir a sus restos mortales.
Desde su fallecimiento en Valladolid hasta su sepultura final en la Catedral de Sevilla, los huesos del hombre que cambió el curso de la historia han recorrido océanos y han sido objeto de disputas políticas, identitarias y científicas.
Lea también: Escritora surcoreana Han Kang gana el premio Nobel de Literatura 2024
Unos de los enigmas más grandes, que dio material para que crearan leyendas y teorías de todo tipo, fue resuelto gracias a un estudio de ADN.
Un trabajo realizado por investigadores forenses de la Universidad de Granada, al sur de España, y liderados por el catedrático de Medicina Legal, José Antonio Lorente, confirmaron que los huesos enterrados en la Catedral de Sevilla efectivamente pertenecen al navegante.
El viaje de sus restos
Cristóbal Colón murió en Valladolid el 20 de mayo de 1506, muy cuestionado por la corte de los Reyes Católicos, quienes no veían con buenos ojos las costosas navegaciones del genovés. Tras su deceso, sus restos fueron enterrados inicialmente en la Iglesia de la Antigua, en esta misma ciudad, pero su descanso fue breve.
Tres años después, en 1509, su hijo Diego Colón y futuro virrey de las Indias, movió los restos de su padre al Monasterio de la Cartuja en Sevilla, espacio que era altamente apreciado por el navegante.
Aunque, la voluntad de Colón era otra. Siempre añoró poder descansar en el lugar que él mismo ayudó a descubrir: el Nuevo Mundo. Por lo que en 1537, sus restos fueron enviados hacia la isla de La Española, actual República Dominicana.
Su cuerpo, fue sepultado en la Catedral de Santo Domingo, cumpliendo finalmente el deseo de Colón. No obstante, la paz sería rápidamente interrumpida.
Lea también: Reflexiones en el Día Mundial de la Salud Mental
Debido a la firma del Tratado de Basilea en 1795, donde España cedió parte de la isla de La Española a Francia, decidieron trasladas –otra vez– a Colón a La Habana, Cuba. Allí, fueron depositados con honores en la Catedral de La Habana, donde permanecieron hasta que, en 1898.
Después, tras la derrota de España en la guerra hispano-estadounidense y perder Cuba como colonia, Colón nuevamente fue trasladado, en esta ocasión al viejo continente.
Desde ese momento, en 1899, los huesos del nacido en Génova, en la antigua República de Génova, reposan en la majestuosa Catedral de Sevilla, donde un enorme mausoleo rinde homenaje al descubridor de América.