La historia detrás del primer trasplante facial del mundo.
En 2021, un veterano estadounidense de 46 años, trabajaba como electricista de alto voltaje en Arkansas cuando sufrió un brutal accidente. Su cara tocó un tendido eléctrico de 7.200 voltios.
Este accidente llevó a perder la nariz, la boca, el ojo izquierdo, parte del rostro y perdió parte mayor de su brazo izquierdo. Esta es la historia de Aaron James.
El norteamericano hizo historia cuando especialistas del Centro Médico Langone de la Universidad de Nueva York (NYU) realizaron el primer trasplante facial parcial y de ojo del mundo en 2023, utilizando un solo donante.
Ahora, un estudio dirigido por el Dr. Eduardo Rodríguez, director del Programa de Trasplante Facial del NYU, lo describió como «libre de rechazo», con signos de que la retina, en el ojo trasplantado de James, mostró cierta respuesta a la luz en las resonancias magnéticas, aunque James no la percibió.
El equipo de Rodríguez también realizó el primer trasplante de cara y doble mano en 2021, y una operación compleja para reconstruir el rostro de un bombero voluntario en 2015. La recuperación de la visión no fue posible como parte de la cirugía, pero Rodríguez describió el resultado como «base para futuros avances».
«Si bien el receptor no ha recuperado la visión, el ojo trasplantado ha mantenido la presión normal, un buen flujo sanguíneo y algo de estructura restante. Muchos expertos no creían que llegaríamos a este punto, pero hemos logrado trasplantar y mantener un ojo sin rechazo inmunológico», aclaró el cirujano.
Un largo camino por delante
Aaron explicó que «aunque no pueda ver con mi nuevo ojo, he recuperado mi calidad de vida y sé que este es un paso adelante en el camino para ayudar a futuros pacientes».
En su informe sobre el devastador accidente y el resultado un año después de la cirugía, publicado en el Journal of the American Medical Association, el equipo quirúrgico señaló que la nueva retina de James había sobrevivido al menos parcialmente. También describieron el retorno de la sensibilidad facial.
«Aunque la recuperación de la función nerviosa sensorial y motora a menudo lleva meses o un año, el paciente informó sobre el retorno de una sensación de picazón en la profundidad de la cuenca del ojo, mostró caída del párpado izquierdo al igual que una mejora lenta del cierre del párpado y de la función del músculo de expresión facial», se pudo leer en el informe.
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