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Nicole Pardo-Vilú: “El derrotero de los vientres libres”

Gabriel Canihuante, Periodista

Cuando vemos una película, a menudo leemos una frase, al comienzo, que dice “Esta historia está basada en hechos reales”. Lo mismo se puede decir de esta novela. Y si bien es cierto que aún se conoce poco o nada de nuestra historia de tres siglos de esclavitud, Pardo-Vilú nos entrega un relato basado en personas -amos y esclavos- que sí existieron.

“El derrotero de los vientres libres”, es una nueva novela histórica de Nicole Pardo-Vilú.

Con el sello Nueva Mirada Ediciones llega, en este último trimestre de 2025, la nueva novela histórica escrita por Nicole Pardo-Vilú, titulada “El derrotero de los vientres libres”, la que forma parte de una -hasta ahora breve- colección: “Coquimbo Episodios Coloniales”.

“Mi nombre es María Cortés. Sin segundo nombre, sin segundo apellido. Puedo contar muchas cosas de mi vida, pues varias las recuerdo como si hubiesen acontecido ayer…” Con estas líneas se inicia esta historia narrada en primera persona por una esclava chilena, mulata, nacida hacia fines del siglo XVIII, en 1792.

«Basada en hechos reales»

María fue una mujer excepcional, cuya vida transcurre principalmente entre La Serena y Barraza, un pueblo cercano a Ovalle, pero que era más importante en aquellos años que la actual capital limarina. Vida de esclava, que ella puede contar gracias a que perteneció a una casa en que había una biblioteca y logró casarse, aún esclava en 1812, con Juan Alonso de los Reyes, un negro chileno libre que le enseñó a leer y escribir y otros conocimientos.

Cuando vemos una película, a menudo leemos una frase, al comienzo, que dice “Esta historia está basada en hechos reales”. Lo mismo se puede decir de esta novela. Y si bien es cierto que aún se conoce poco o nada de nuestra historia de tres siglos de esclavitud, Pardo-Vilú nos entrega un relato basado en personas -amos y esclavos- que sí existieron: José Almeyda, Rosaria Cortés, Bernarda Díaz, José Vergara y Lázaro Cortés, son algunos de los nombres que figuran en documentos del Archivo Nacional que sirvieron de base para este relato.

Zambito

El libro nos lleva de La Serena a Quillota, Valparaíso y Santiago, en un viaje de la joven María junto a sus hermanos esclavos y el amo José Vergara. Su primera gran tristeza la sufre cuando el amo vende a su hermano, Nicolás, de solo ocho años, a una familia de la capital: “El elegido fue el esclavito más barato y más joven, mi zambito Nicolás, mi niño. Yo amaba tanto a la criatura como si lo hubiera parido”, confiesa María.

Y también narra la historia de Mbali o Eulalia de los Reyes, negra angolana, madre de su suegra, María de los Remedios Souza Reyes, negra criolla. Como miles de otras personas fue secuestrada junto a un grupo de lugareños en una aldea africana en el siglo XVIII: “Una banda de hombres irrumpió con armas de fuego que Mbali nunca había visto y teas ardiendo que iban prendiendo los techos de la aldea…”

El largo y penoso viaje se iniciaba en las costas atlánticas de África y llegaba a América, pero luego cientos de esclavos debían atravesar, en pésimas condiciones, la cordillera de los Andes para alcanzar su destino, Lima o Valparaíso. Muchos no lo lograban pues morían por diversas enfermedades, por los malos tratos o a veces por suicidio o en intentos de fuga.

«Chilena, pero mulata»

La sobreviviente Mbali fue comprada en La Serena, en 1750, por el portugués Manuel de Almeyda, y a pesar de todo su sufrimiento y penurias logró vivir hasta 1815, con más de 90 años. María escuchó de ella y de su suegra, María de los Remedios, buena parte de las historias que escribe en sus memorias poco antes de morir, con la intención de que lo que ella y sus ancestros vivieron no fuera ignorado o negado.

María se describe: “Soy chilena, pero soy mulata; tengo una parte de mi sangre negra, sangre que he heredado de ancestros que no conocí. Mas, Lali (Mbali) y Zé (María de los Remedios) representan para mí esos abuelos o bisabuelos angolanos o congoleses de los que no tengo noticia y nunca tendré”.

Vientres libres

María escribe sus memorias pensando en su hijo, Joaquín, quien fue un joven revolucionario, emparejado durante un tiempo con Rosa Carrera Fontecilla, relación que no prosperó quizás por la diferencia social entre la criolla blanca y el hijo de una esclava. Y aunque Joaquín y Rosa vivieron experiencias únicas como la revolución de 1851, conocida como el Sitio de La Serena, el destino terminó separándolos.

La narradora cuenta de viajes diversos, pero lo que une las historias es el tránsito de la esclavitud a la libertad. Y es también -o debería ser- el paso que damos los lectores para salir de la ignorancia, superar la desinformación y el negacionismo. A final de cuentas, el derrotero de los vientres libres es parte de lo que somos, porque si no tenemos sangre afro en nuestras venas, algo de sus culturas sí hace parte del ser chileno hoy.

Como afirma el historiador Luis Madrid Moraga, “La historia chilena, latinoamericana y la historia de la esclavitud es, en parte, posible de ser conocida y, al mismo tiempo, reflexionada en esta novela, cuya perspectiva va más allá del relato femenino…”

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