El príncipe Andrés, duque de York y hermano del rey Carlos III, enfrenta una nueva controversia tras ser vinculado con Yang Tengbo, un presunto espía chino acusado de operar en el Reino Unido.
Este nuevo incidente ha generado preocupaciones sobre la seguridad nacional británica y las actividades de influencia extranjera en círculos de alto poder.
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Yang Tengbo, identificado por los servicios de inteligencia británicos como un posible agente del Partido Comunista Chino (PCCh), habría mantenido contacto con figuras prominentes en el Reino Unido, incluyendo al príncipe Andrés.
Según informes preliminares, Tengbo utilizó su posición como empresario y diplomático informal para infiltrarse en eventos exclusivos y construir relaciones estratégicas con personalidades influyentes.
El duque de York lo habría conocido en reuniones sociales y cenas privadas organizadas por círculos empresariales de alto nivel. Aunque no se ha probado que el príncipe estuviera al tanto de las intenciones de Tengbo, la mera conexión ha desatado críticas y un fuerte escrutinio.
REACCIÓN DE LOS SERVICIOS DE INTELIGENCIA
El MI5, la agencia de inteligencia doméstica del Reino Unido, ha advertido repetidamente sobre los intentos de China de influir en figuras clave mediante estrategias de «poder blando» y redes de espionaje.
Según analistas, los vínculos de Yang Tengbo con altos perfiles podrían formar parte de un plan para acceder a información sensible o moldear decisiones políticas en beneficio de Pekín.
Un portavoz de la familia real ha declinado hacer comentarios sobre las acusaciones, señalando que el príncipe Andrés ya no desempeña funciones oficiales desde su retiro en 2020.
Sin embargo, la situación ha incrementado la presión sobre la Casa Real, que intenta distanciarse de cualquier controversia que comprometa su imagen pública.
IMPACTO DIPLOMÁTICO
El caso provocó un escándalo diplomático entre Londres y Pekín. Legisladores británicos han solicitado explicaciones al gobierno sobre cómo fue posible que un presunto espía lograra relacionarse con miembros de la familia real.
Incluso, algunos han pedido una revisión exhaustiva de los protocolos de seguridad en eventos donde asisten figuras públicas de relevancia nacional.
Por su parte, China ha negado categóricamente las acusaciones, calificándolas de “fabricaciones sin fundamento” diseñadas para desacreditar sus relaciones internacionales.