Casas y edificios inundados, miles de damnificados, decenas de desaparecidos y más de 200 fallecidos. Así ha sido el paso de DANA por la provincia de Valencia.
En un par de horas cayó sobre la zona lo equivalente a un año de lluvia. De hecho, según informa BBC Mundo, algunos lugares registraron más de 500 litros por metro cuadrado.
Al leer o escuchar noticias en los medios de comunicación, sobre hablan de la DANA. Algunos sacarán por deducción que es una forma de llamar al fenómeno climático, pero la realidad es un poco más complicada.
Entonces, ¿qué es la DANA? Es un concepto que se refiere al fenómeno meteorológico conocido como Depresión Aislada en Niveles Altos (DANA), en el que una masa de aire polar muy frío queda aislada y empieza a circular a altitudes muy elevadas, entre los 5 mil y 9 mil metros, lejos de la influencia de la circulación de la atmósfera.
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Posteriormente, al al chocar con el aire más cálido y húmedo que suele haber en el mar Mediterráneo, genera fuertes tormentas, sobre todo a finales del verano boreal y principios del otoño, cuando las temperaturas marítimas son más elevadas.
¿De dónde viene este nombre? Este término fue acuñado por los españoles hace unas décadas para diferenciarlo de lo que llamaban como el término «gota fría», que había arraigado en el imaginario colectivo para hacer referencia a cualquier situación de lluvia intensa y abundante, especialmente cuando tienen lugar en la costa mediterránea en otoño.
Los peligros de una DANA
Estas situaciones de DANA son potencialmente peligrosas sobre todo a finales del verano y el otoño en la zona mediterránea, cuando la temperatura superficial del agua del mar es elevada, lo que favorece mayores desarrollos nubosos, lo que puede dar lugar a lluvias más fuertes que en ocasiones provocan inundaciones.
Aunque, según informa Delia Gutiérrez, meteoróloga de la Agencia Estatal de Meteorología de España (AEMET) blog de la entidad, «no siempre que existe una DANA en la capas altas de la atmósfera las consecuencias son precipitaciones abundantes, con riadas e inundaciones».
Añade. «Por el contrario, las DANA son una estructura relativamente frecuente en nuestras latitudes y, por suerte, la mayoría de ellas no llegan a ser tan noticiosas». Según explica, «una DANA siempre conlleva inestabilidad, pero no aportará apenas precipitaciones si no tiene suficiente humedad, convergencias de viento u obstáculos orográficos que faciliten el ascenso».
Aunque, estas situaciones están siendo cada vez más frecuentes. La peligrosidad de las DANAS en Europa están estrechamente ligadas al cambio climático, que el Mediterráneo se está calentando muy rápidamente y el agua presenta de forma habitual temperaturas bastante altas en los meses estivales y las fechas posteriores, sirviendo de caldo de cultivo para las lluvias torrenciales.
Algunos estudios sugieren que en los días de precipitación intensa llueve más ahora que en décadas pasadas. Esto iría en consonancia con el aumento del agua «precipitable» en la atmósfera propiciado por un Mediterráneo más caliente. Se tienen precipitaciones menos frecuentes, pero más intensas.