Un equipo internacional de científicos viajó hasta Almirantazgo, en Tierra del Fuego, para investigar los bosques de huiro, un ecosistema clave que podría ofrecer respuestas sobre el impacto del cambio climático y el futuro de la Antártica.
Este lugar, cercano a la cordillera de Darwin, sirve como centinela para estudiar el retroceso de los glaciares y las posibilidades de adaptación de esta icónica especie marina.
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La Macrocystis pyrifera es una macroalga que puede alcanzar los 70 metros de longitud y crecer hasta 50 centímetros por día. Se considera una especie fundacional por su capacidad de sustentar diversos ecosistemas marinos.
Los bosques de huiro no solo brindan refugio y alimento a invertebrados, mamíferos marinos y microorganismos, sino que también son bioindicadores sensibles al cambio climático.
Si desaparecen, muchas especies podrían verse obligadas a migrar o extinguirse. Además, atenúan corrientes marinas y estabilizan el microclima local, desempeñando un rol crucial en la salud de los ecosistemas polares.
INVESTIGACIÓN DE LA UACh
La investigación, liderada por el Dr. Iván Gómez del Centro IDEAL de la Universidad Austral de Chile (UACh), busca comprender cómo las condiciones extremas de los fiordos impactan en la fisiología del huiro y su capacidad de adaptarse a nuevos hábitats.
Los científicos también analizan microbiomas y parámetros químicos del fondo marino para evaluar si esta especie podría colonizar la Antártica en un futuro marcado por el retroceso del hielo marino.
Mauricio Palacios, investigador del equipo, destaca que los bosques de huiro son dos veces más grandes que los tropicales y desempeñan un papel ecológico vital.
El seno Almirantazgo, considerado un “centinela” del cambio global, podría ofrecer respuestas valiosas sobre cómo enfrentar las transformaciones ambientales que afectan a ecosistemas marinos en todo el planeta.