Tommy Rey, quien falleció ayer a los 80 años a causa de un infarto, alcanzó reconocimiento gracias a su participación en La Sonora Palacios, banda con la que ganó fama y popularidad desde los años 60.
No obstante, en 1982 tomó la decisión de dejar el grupo y formar su propia orquesta junto a otros cuatro músicos que también se alejaron de la banda: Benito Villarroel (trompeta), Miguel Castro (guitarra), Patricio Cereceda (bajo) y Fernando Adám (piano).
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Así nació La Sonora de Tommy Rey, en pleno periodo de la dictadura de Augusto Pinochet. Sobre cómo era llevar la música a un país bajo toque de queda, el propio cantante lo relató en 2022 en una entrevista con Culto: «Había muchos locales con orquestas en Santiago, pero cuando vino el 73, el golpe, se podía trabajar hasta cierta hora por el toque de queda. En el Maxim de Av. Matta, entrábamos a las 8 de la noche y no había nadie. Así que empezamos a ir a la televisión, a Sábados Gigantes, le gustaba mucho a Don Francisco. Cuando llevábamos mucho tiempo viajando e íbamos a diferentes partes, la parte económica no era buena. Pillamos al director, cuánto cobraba y lo que nos pagaba a nosotros. Empezamos a conversar y nos retiramos cinco miembros. Buscamos otros músicos. Ahí entró Leo Soto, el timbalero; entró Leo Núñez que había sido compañero mío y que era El chacal de la trompeta, el segundo chacal, porque el primero también tocó conmigo, Juanito Bulnes, muy buen músico, fallecido».
EXPERIENCIA DE LA BANDA EN TIEMPOS DE DICTADURA
En la misma conversación, recordó la experiencia de la banda en los años 80: «Empezamos a ir al Festival de la Una. En ese tiempo uno estaba una semana entera. De ahí nos llamaron de Sábados Gigantes, que era más visto. Empezamos a viajar y fuimos a Suecia con los exiliados. Fue algo muy emocionante. Una vez empezamos a tocar, pero no tocamos altiro las cumbias, sino que tocamos la canción nacional. Muchos lloraban. Me daba pena cómo lloraba la gente. Antes habíamos ido a Buenos Aires y fue igual. Muchos que no podían volver se subían al escenario y nos abrazaban. También fuimos a Sydney, a Melbourne. Después fuimos a Canadá, Toronto y Montreal. En Chile hemos recorrido de norte a sur, hasta la Tierra del Fuego».
Sin embargo, no todo fue alegría y éxito, también existieron momentos difíciles. «Cuando aún estaba en la Sonora Palacios tuvimos que actuar para los militares. Me iban a buscar a la casa con la metralleta en la mano. Era gratis. No pagaban, pero yo no estaba de acuerdo con el golpe de Estado, nunca fui partidario de eso. Igual tenía que quedarme calladito nomás. Teníamos que trabajar y mantener la pega».
Luego, con su nueva agrupación, siguieron enfrentando situaciones complejas. «El año 82 formamos la Sonora de Tommy Rey y ahí íbamos a tocar al regimiento Buin. Nos atendían muy bien, tocábamos un ratito, muy amable todo. Nos servía para entretenernos. Pero no apoyando a la dictadura, sino porque teníamos que hacer algo. No podías negarte. A mí me llegaban a buscar a la casa. Bajaban unos militares, en un jeep, y andaban con la metralleta en la mano. Llegaban con casco y todo a buscarme. Los vecinos pensaban que me estaban llevando preso, pero no, me iban a buscar a veces para trasladarme», culminó.