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El «Partido Fantasma»: El gol más triste de la historia de Chile

Sebastián Zúñiga

Habían pasado dos semanas desde el Golpe de Estado liderado por Augusto Pinochet, cuando la selección chilena tenía que jugar el repechaje para la Copa del Mundo de Alemania 1974, contra la Unión Soviética. En un complicado clima político que culminó en una de las vergüenzas más recordadas de la historia del fútbol, el famoso “partido fantasma”.

Era 17 de septiembre de 1973, habían pasado seis días desde el bombardeo al Palacio de La Moneda y la selección chilena debía emprender su viaje a Moscú para jugar el repechaje y jugarse un cupo en el Mundial de Alemania 1974.

Un partido manchado por las circunstancias políticas que terminaría con la clasificación de Chile, pero luego de un partido donde el fútbol literalmente murió.

EL CAMINO

Antes de las clasificatorias como las conocemos hoy, la CONMEBOL dividía en grupos a las selecciones. Chile supuestamente debía disputar su clasificación con Perú y Venezuela: la escuadra de la vino tinto se retiró, y La Roja solo se enfrentó al conjunto peruano.

El 29 de abril de 1973, Chile comenzaría su camino rumbo al Mundial de Alemania 1974 y su primer partido sería en Lima frente a Perú, donde La Roja caería por 2-0. Este resultado se repetiría en Santiago, pero con la selección nacional como ganadora, por lo que habría un empate tanto en puntos como en diferencia de goles.

Finalmente, todo se decidiría en un partido neutral en Montevideo, donde la selección chilena vencería por 2-1 a Perú y con ello ganaría la chance de ir a jugar el repechaje contra la Unión Soviética.

Partido de Chile contra Perú en Montevideo

EL VIAJE

El ambiente estaba tenso, solo habían pasado seis días desde que Pinochet había tomado el poder y todos los chilenos tenían prohibición de salir de país. Sin embargo, se decidió dejar salir a la selección para mostrar una imagen de normalidad, entonces el 17 de septiembre la selección partió rumbo a México para jugar un amistoso antes del crucial partido frente a la URSS.

El 20 de septiembre la selección venció por 2-1 a los mexicanos, solo seis días antes del encuentro pactado con la Unión Soviética y llegaba en buena forma para buscar su cupo al Mundial.

El plantel que llegó a Rusia tenía históricos futbolistas chilenos en sus filas: Carlos Caszely en la delantera con Leonardo Véliz, en el medio campo estaba Francisco “Chamaco” Valdés capitaneando al equipo y en defensa estaba Alberto Quintano acompañado del mejor jugador de la historia de Chile, Don Elías Figueroa, que no participaba hace seis años con la selección.

MOSCÚ

La llegada a Moscú fue fría, no solo por clima, sino porque ninguna autoridad recibió al equipo chileno y era de esperarse luego de que se rompieran las relaciones diplomáticas entre Chile y la URSS por el Golpe de Estado.

Los primeros problemas que tuvo que pasar la escuadra nacional fueron en el aeropuerto: «cuando llegamos a Moscú, a Elías Figueroa y a mí no nos dejaban entrar, porque, supuestamente, no éramos los que estábamos en el pasaporte. Elías en el pasaporte tenía el pelo corto y viajó con el pelo largo. Yo en el mío estaba con bigote y cuando llegué allí no lo tenía. Pero, además de jugarse a cuatro grados bajo cero, no hubo más problemas», contó Carlos Caszely en una entrevista al Diario Marca. Situación complicada, que sin embajador en Moscú fue negociada y sorteada por Luis “El Zorro” Álamos, técnico de la selección, quien logró permitir el ingreso de los jugadores al país.

Era el 26 de septiembre de 1973, solo dos semanas después de que Pinochet derrocara al gobierno socialista de Salvador Allende y en Moscú un grupo de futbolistas chilenos se preparaban para salir a jugar en un estadio con 60 mil personas y temperaturas bajo 0. Suena como la pelea de Rocky Balboa con Iván Drago en “Rocky IV”, pero esto era real.

El ambiente era tenso, no se permitió el ingreso de periodistas ni de cámaras, además corrían rumores de que el partido se cancelaría por la detención de los jugadores de Chile para negociar presos políticos, pero finalmente se jugó.

Chile salió a jugar con una formación de 6-3-1 para tratar de contener a los soviéticos que venían de ser subcampeones de la Eurocopa del 1972 y tenían a su gran estrella Oleh Blojín del Dynamo de Kiev, quien en 1975 ganaría el Balón de Oro.

El encuentro fue una batalla donde la estrategia del “Zorro” Álamos funcionó a la perfección. Ya que con una línea de seis defensores obligó a los rusos a jugar por las bandas y buscar centros. «Me quedó doliendo la cabeza de todas las pelotas que rechacé. Pero lo cierto es que por arriba siempre fui muy bien, así que no lograron hacernos mucho daño», recordó Don Elías en una entrevista con BBC mundo.

Elías Figueroa despejando un centro en el partido contra la URSS en Moscú

Finalmente, el partido terminaría 0-0, pero con sabor a derrota para los rusos que esperaban ganar en sus tierras.

Portada de diario chileno tras el empate con la URSS

SANTIAGO

La selección volvía a Chile con un empate que se sentía como victoria en Moscú, y tenían que sacar un triunfo frente a la Unión Soviética para meterse en el Mundial de Alemania 1974, pero la mayor complicación para el fútbol era clima político.

La federación de fútbol chilena solicitó que el partido contra los rusos se jugará en el Estadio Sausalito de Viña del Mar, esto debido a que el Estadio Nacional estaba siendo ocupado como un centro de detención y tortura por la dictadura de Augusto Pinochet. Sin embargo, la junta militar en un intento para demostrar normalidad en el país movió a los presos políticos del recinto de Ñuñoa e hizo que el partido se jugara ahí.

Militares custodiando presos políticos en el Estadio Nacional

Desde Europa, la Unión Soviética pidió que el partido se jugara en otro país neutral, por la situación política de Chile, «los deportistas soviéticos no pueden en este momento jugar en el estadio de Santiago, salpicado con la sangre de los compatriotas chilenos», decía parte del comunicado de la URSS. La FIFA y la federación chilena dijeron no.

El ente rector del futbol mundial envió una comisión a revisar el Estadio Nacional, que hasta ese momento aún tenía a 7000 detenidos en sus gradas. No le tomaron mayor importancia a las personas: “La comisión visitó el campo, se paseó por la cancha, miró con ojos lejanos y se fue dejando el dictamen: en el estadio se puede jugar” relató Gregorio Mena, uno de los detenidos que se encontraban en ese momento en el Estadio Nacional.

Los detenidos fueron trasladados a otro lugar en el desierto de Atacama.

EL PARTIDO FANTASMA

El 21 de noviembre de 1973 se jugó el partido de vuelta entre la Unión Soviética y Chile, encuentro que la selección ganó por 1-0 con un solitario gol del capitán Francisco “Chamaco” Valdés. Pero en la cancha solo había 11 jugadores, ya que el seleccionado soviético nunca viajó y la FIFA obligó a La Roja a salir al Estadio Nacional y marcar un gol, siendo una de las vergüenzas deportivas más grandes de la historia.

Imagen del gol de Chile en el «Partido Fantasma»

«Ese partido de vuelta yo lo bauticé como el ‘teatro del absurdo’. Fue algo que no se hace ni en el barrio, cuando se juega con los amigos”,  describió Carlos Caszely en una entrevista al diario Olé.

En las gradas del recinto de Ñuñoa habían más de 17 mil personas que fueron a presenciar un partido que nunca debió jugarse y que solo duró 30 segundos. Sin embargo, para hacer valer el precio de la entrada, Chile se enfrentó al Santos de Brasil y perdió por 5-0.

EL MUNDIAL

Chile fue al Mundial de Alemania 1974, pero sin mucha suerte: en el sorteo tuvo que compartir grupo con Alemania Federal, Alemania Democrática y Australia.

La Roja perdió contra la selección alemana de occidente por 1-0, empató 1-1 con la escuadra de Alemania Orienta y cerraría su participación con un 0-0 frente a los australianos, devolviéndose a un Chile que ese año cumplía su segundo de 17 años en dictadura.

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